En su XIX edición, el encuentro estará dedicado a la figura de Raúl González Tuñón, y reunirá a medio centenar de poetas de distintos países. Con un nuevo grupo de curadores, se han consolidado sus tendencias renovadoras.
por Beatriz
Vignoli, en Rosario
12, Rosario
“Hay millones de cosas que todavía no tienen nombre. Hay
límites de todo tipo que impiden que ciertas cosas tengan nombre. El gran
trabajo de la poesía es dar nombre a lo que no tiene nombre todavía. Así que
tenemos trabajo para millones de siglos”. Así respondió el poeta Juan Gelman a
la pregunta de por qué usa neologismos en algunos de sus poemas, en la
conferencia de prensa en el Centro Cultural Parque de España de Rosario el 4 de
agosto. Esa noche, él y el trío de Rodolfo Mederos presentaron en el Teatro
Príncipe de Asturias el recital de poesía y tango Del amor, que con dirección
teatral de Cristina Banegas y arte de Juan José Cambre hizo de anticipo de la
XIX edición del Festival Internacional de Poesía de Rosario, que se lanza hoy y
que, como ya se anticipó el domingo en Rosario/12, estará dedicado a Raúl
González Tuñón.
El de La rosa blindada (1936), libro de este
autor que reúne los elementos fundacionales de su épica, es el nombre que
eligieron para su editorial Gelman, José Luis Mangieri y Juan Carlos
Portantiero, donde se publicaron las primeras ediciones de algunos libros de
Gelman. “Juan Gelman había estado en Rosario por última vez en 1996, en el
Festival Internacional de Poesía, que desbordó su sede (del CCBR)”, recuerda en
su blog uno de los nuevos
curadores del Festival, Pablo Makovsky. Es el tercer año a partir del recambio
generacional de organizadores en la pata municipal del Festival, y el aire
fresco se nota. Talleres, descentralización, un logo estable y nuevo diseño; un
ágil sitio web creado por Máximo Merlat, con una película de Florencia
Castagnani y una galería de fotos por Giselle Marino; lecturas de trasnoche,
voces jóvenes, feria de editoriales, son iniciativas que en parte ya estaban
presentes en las ediciones anteriores cuya única sede era el Centro Cultural
Bernardino Rivadavia; éste sigue siendo sede, aunque la principal ahora es el
CCPE y estas tendencias renovadoras se han consolidado.
A la
pregunta de cuál es el criterio de selección de los 50 poetas invitados,
respondió Daniel García Helder, otro de los nuevos curadores: “Creo que todos
los criterios se resumen en los de calidad y variedad. Intentamos que vengan
los mejores poetas de todo el mundo, priorizando aquellos que no hayan venido
todavía al Festival. Por otro lado, quisiéramos que vengan poetas de todas las
provincias argentinas, de todos los países latinoamericanos, de Norteamérica y
de Europa. Cada año se invitan unos cincuenta poetas, de manera que hay
bastante margen para que estén representadas distintas generaciones y
tendencias estéticas. La gran difusión de panoramas nacionales de poesía en
Internet es de gran ayuda”. Completan el equipo organizativo María Lanese, Eva
Nardone, Gilda Di Crosta, Silvia González, Mariana Manoni, Virginia Russo y Osvaldo
Aguirre, con la colaboración de Andrea Ocampo y Gervasio Monchietti. Adolfo
Corts registra el sonido; puede oírse la Maratón de Poesía del año pasado en su
sitio web (sonidosderosario.com.ar). Helder señala además que este año fueron
invitadas más poetas mujeres que hombres.
Entre
ellas: Fernanda Laguna, que también es artista plástica y mañana a las 20
inaugura Otro tiempo estuve dormida, una muestra de dibujos en Iván Rosado
(Salta 1859); Paula Soruco, que nació en Jujuy y publicó dos libros en Córdoba;
la rosarina Amanda Poliéster (seudónimo de María Laura Martínez), ganadora del
segundo Premio Municipal Manuel Musto 2010 por su novela Patas de Rana (EMR,
2010); otra rosarina, Sonia Scarabelli, que ganó en 2003 el primer Premio
Municipal Felipe Aldana por su libro de poesía Celebración de lo invisible
(EMR, 2003); Florencia Milito, excelente poeta y traductora nacida en Rosario
en 1972 que vivió parte de su niñez en Venezuela y reside en Estados Unidos;
Nora Hall, que desde 1986 coordina un taller de poesía en Rosario; Carolina
Musa, que acaba de publicar su primer libro, Acústico, en la editorial
artesanal Tropofonía. Una argentina muy esperada es Mercedes Roffé, radicada en
Nueva York en 1995 y cuyo libro El tapiz
(1983), fue comentado en una ponencia en el marco de un congreso de escritoras
en Rosario.
De
Bielorrusia viene Natalia Litvinova, que nació en Gómel en 1986, y que publicó
un libro en Buenos Aires: Esteparia
(Ediciones del Dock, 2010); de Costa Rica viene Luis Chaves, que vivió y
publicó varios años en Argentina; de Buenos Aires, Daniel Samoilovich, que
dirige el periódico trimestral Diario de
Poesía desde su fundación en 1986; de Dinamarca, Niels Frank; de Gales,
Richard Gwyn; todos son traductores. Viene un poeta argentino fundamental de las
últimas décadas, José Villa. De la provincia de Santa Fe, participa el
rafaelino (o rafaelí, como él prefiere decir) Santiago Alassia (n. 1979), que
también es dramaturgo, director teatral y un activo gestor cultural y editor.
La lista
completa de invitados y la programación pueden consultarse en el sitio web del
Festival: www.fipr.com.ar. Habrá performances, maratón al aire libre,
entrevistas públicas, teatro y recitales de música. Este viernes a las 20, en
el Centro Cultural Bernardino Rivadavia (San Martín 1080) y con entrada libre y
gratuita, habrá un concierto del músico y escritor uruguayo Leo Masliah. Luego
esa misma noche a las 22, en el Centro Cultural Lapacheta (Sarmiento 1490) se
presentará en Rosario la antología Peligro inflamable (Folía ediciones, 2011),
que reúne obra édita e inédita de 19 poetas contemporáneos.
Las
actividades, todas con entrada libre y gratuita, se desarrollarán además en el
Jardín de los niños, la Biblioteca Argentina, el Centro Cultural El Obrador,
vecinales, escuelas, bibliotecas y centros municipales de distrito. La
descentralización es la clave, incluso para los trasnoches: hoy en Pasaporte
(Maipú 509), mañana en Iván Rosado y el viernes en Lapacheta.
“El Festival apuesta al mismo tiempo a la concentración y a la
dispersión”, resume Helder. “Según el blog del director del Centro Cultural
Parque de España, el año pasado hubo un total aproximado de cuatro mil
espectadores. Según el brulote anónimo emitido por el director de la Escuela
Rosarina del Resentimiento desde la casilla de correo de su esposa, la
estimación de público para este año asciende a un millón de personas”. Helder
se refiere a un email que circuló y de cuyo autor sólo se sabe con certeza que
se habría inspirado en el libro de Woody Allen Para acabar de una buena vez con
la cultura; a diferencia de su modelo, al epígono le sobran chistes de mal
gusto y dudoso humor, racistas y misóginos. Como dice Gelman, tenemos trabajo
para millones de siglos.
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