socio

"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

viernes, 24 de noviembre de 2017

música fuera de serie

El miércoles, día de la Música, en nuestra columna en Sì 98.9 hablamos de las bandas de sonido de algunas series que fueron pioneras, en el pasado inmediato, en la supervisión musical.
Cierto espíritu de "frontera" (es decir, el desarrollo de una historia que está de modo permanente en tránsito, cruzando los límites) se percibe en la música seleccionada para Breaking Bad. De la serie elegimos dos temas, de algún modo representativos: "Banderilla", de Calexico, y "Freestyle", de los Taalbi Brothers (los hermanos Taalbi, adolescentes entonces, cuando el tema fue incluido en el final de la cuarta temporada, mostraron abiertamente su sorpresa en las redes cuando se enteraron). Hoy basta escribir "Taalbi" en el buscador de YouTube para que nos lleve directamente al tema.


De la música de The Leftovers ya tradujimos acá unas anotaciones de Adam Kotsko: versiones cultas y meoldramáticas de canciones pop. La encargada de la supervisión musical de The Leftovers es la DJ Liza Richardson, una DJ capaz de mezclar canciones de rock cristiano de los 70 con el rap más radical, edulcorados temas de la televisión de los 80 y versiones de temas pop como los seleccionados: la grave versión de Lo-Fang de "You are the one that I want", de Grease; y el piano inquietante de Maxence Cyrin del tema de Pixies "Where is my mind".




T. Bone Burnett contó a Mother Jones cómo eligió la música para True Detective. La idea era no caer en lo obvio, evitar el folk y el bluegrass que aludiera de forma directa a los pantanos y los montes donde transcurría la primera temporada (la tercera temporada se está rodando y transcurrirá en la zona de las Ozarks, como la serie de Netflix).
De allí elegimos el tema de los título, "Far from any road", de The Handsome Family, quienes en su sitio pasaron a describirse, acorde al tono de la serie, como autores de música folk y "gótica".
También –lo que fue una alegría y un reencuentro– "Clear spot", de Captain Beefheart.



miércoles, 22 de noviembre de 2017

el enano neoliberal

Diego Sztulwark: “Neoliberalismo y formas de vida. Un repaso por la coyuntura argentina”, una charla en Flacso.
Dice Sztulwark: “El neoliberalismo es un gobierno de las conductas, que tiene una premisa que me parece que nos falta aprender a desarmar, que es que la potencia colectiva, la potencia social se perfecciona bajo la forma empresa, y es patológica o sospechosa cuando toma formas que no son empresariales. Así que el neoliberalismo es una comprensión de la potencia humana, individual y colectiva que se articula en un diseño muy específico que se llama ‘forma empresa’; sean las empresas específicamente organizadas o sea cada conducta humana pensada como conducta empresarial (…) Es la ampliación de un discurso económico a formas no económicas (…) extendido a todas las zonas de la vida donde se supone que los cálculos no deberían ser económicos (…), calculamos absolutamente todo como si estuviésemos en el mercado”.
(…)
“La empresarialidad se convierte prácticamente en una moral, es un régimen de visibilidad, una manera de comprensión”.
De la lectura de Foucault (Nacimiento de la biopolítica) señala que Estado y mercado ya no están separados como en el siglo XIX y que en el centro del neoliberalismo está la libertad (libertad empresarial), y acota: “El neoliberalismo no es simplemente una ideología, es un diagrama de poder. Una ideología se puede denunciar, pero un diagrama de poder no se puede denunciar. En el diagrama de poder estamos nosotros adentro. No podemos zafarnos de hacer una vida neoliberal”. (…) “El neoliberalismo es una experiencia de desensibilización: la incapacidad general de comprender lo no dicho, más allá de lo que está codificado, de poner en juego una empatía que aparece más allá de lo que aparece como orden, regla, código o algo explícito”. Felix Guattari: “El capitalismo es cada vez más un espacio de producción de subjetividad” (no sólo de producción de mercancías), “la producción económica y la producción de subjetividad es cada vez más lo mismo”. (Subjetividad: modos de ser: “el capitalismo produce modos de ser”.) Guattari (según Sztulwark): “Lo propiamente neoliberal es la estandarización: la estandarización de la existencia, de los modos de conocer, la estandarización sensible, la estética. Y a eso le opone la singularización; más que derecha-izquierda, burgueses y proletarios, cualquier otra polaridad del discurso político”. Asì, las micropolíticas nos ofrecen un plano de las “líneas de estandarización”.
Si las referencias a Foucault y Guattari no logran entusiasmarnos, la mención del filósofo Pierre Hadot debería inquietarnos: “No nos merecemos ninguna verdad si no tenemos prácticas de transformación”, que es, según Sztulwark, lo contrario de lo que propone el neoliberalismo: si no obedecemos y no vamos a la redundancia de ser empresa y policía para todos, no merecemos ninguna verdad.
(Llegué hasta esta charla desde una columna en el programa Lo que resta del día, en la bendita radio.)

martes, 21 de noviembre de 2017

stalin por trotsky

Hace poco entrevistamos en Rosario a Alan Woods, pero no nos dijo nada entonces de la inminente aparición de Stalin, la biografía sobre el dictador soviético que León Trotsky escribía en Cotyoacán cuando lo asesinó Ramón Mercader.
Hoy nos enteramos a través de un artículo de Álvaro Ruiz Rodilla en Nexos de que se presentó en México Stalin, de León Trotsky, una obra que su traductor original destruyó con una traducción que traicionaba las ideas de Trotsky y agregaba material propio del todo impropio. El libro se completa "con material inédito, editado y traducido por Alan Woods, prólogo de Esteban Volkow, investigación a cargo de Rob Sewell, traducción al español coordinada por Ana Muñoz y supervisada por Alan Woods. México, editorial Fontamara [colección Argumentos], 2017, 669 p." 


Esteban Volkow (nieto de Trotsky) y Alan Woods. Fotografía tomada de Twitter.

domingo, 19 de noviembre de 2017

"s" de submarino

Último momento:






La desaparición del submarino ARA San Juan se produce a 35 años y pocos meses después de que terminara su misión el más célebre de los submarinos argentinos, el ARA San Luis, que estuvo sumergido durante 39 días, hasta el 19 de mayo de 1982, en la guerra de Malvinas. Fue la única nave del país bajo las aguas durante el conflicto y, si bien no logró hundir ningún buque inglés (la computadora de tiro no funcionaba, de modo que los cálculos para lanzamientos de torpedos debían hacerse manualmente; los torpedos no detonaban y los disparos delataban la posición de la nave sin provocar daño al enemigo, entre otras fallas), cumplió su misión y sus tripulantes realizaron la proeza de volver a la base naval de la Fuerza de Submarinos en Mar del Plata habiéndose enfrentado entonces a la tercera armada más poderosa del mundo.
Como el San Luis, el San Juan también fue fabricado en Alemania pero diez años más tarde, en 1983.

La Armada argentina tiene como tradición bautizar a sus submarinos con el nombre de una provincia que empiece con “s”. Cuando el San Luis zarpó a la guerra estaban operativos el Santa Fe y el Santiago del Estero.
Toda esa historia puede leerse entre líneas en Trasfondo, la tercera novela, publicada en 2012, de la escritora tandilense Patricia Ratto.
Trasfondo cuenta, de algún modo, la campaña del submarino ARA San Luisdurante la guerra de Malvinas. Es una ficción. Pero Ratto entrevistó a algunos de aquellos submarinistas que en abril de 1982 fueron arrojados a la noche y la niebla, a desaparecer en el mar, único modo de que la tarea del submarino resulte efectiva. Una ficción: un discurso que opera allí donde la historia aún no ha podido tejer sus discursos.

martes, 14 de noviembre de 2017

el empleo ya no cumple su función

Suele asociarse la Asignación Universal por Hijo (AUH) al kirchnerismo, sin embargo quien trajo la propuesta original fue un economista que jamás perteneció a ese espacio y acompañó en su momento a Elisa Carrió hasta que Carrió giró a la derecha. Entonces, Rubén Lo Vuolo se refugió en la academia y continuó estudiando y elaborando propuestas de redistribución de la riqueza desde Centro Interdisciplinario para las Políticas Públicas (Ciepp), del que es director.
El sábado pasado Lo Vuolo, autor de un par de libros, entre ellos “La modernización excluyente: transformación económica y estado de bienestar en Argentina”, mantuvo una extensa entrevista con el periodista Alejandro Bercovich en su programa El Lobby, que se emite por RadioConVos, en Buenos Aires.
Aquí se resumen algunas de sus posturas en torno a temas hoy centrales de la economía.
Empleo

“Me llama la atención –señaló Lo Vuolo– que muchas de las cosas que parecían que no podían tener más espacio en Argentina con la crisis de 2001 y 2002 están volviendo de una manera increíble. Reflexiones por ejemplo sobre el valor del empleo, qué significa el trabajo, cosas como que el mayor mérito que tiene el capital es que da empleo. No es, como uno había aprendido en algún momento, que es el empleo el que genera riqueza, no, ahora es el capital el que genera riqueza y uno tiene que estar agradecido de que le den laburo en cualquier condición. Lo sintetizaría así: se consolida la desigualdad, se consolida también una costumbre de clase, independientemente de la opinión que uno tenga sobre la clase. Y me preocupa desde hace tiempo, porque no es sólo un fenómeno argentino, sino internacional. Probablemente la advertencia más potente que hace Thomas Piketty (economista francés autor de “El Capital enel siglo XXI”) es que el mundo ha vuelto a tener niveles de desigualdad parecidos a los de principios del siglo XX y esto se está reproduciendo, se está consolidando y tiene cierta legitimidad. El dato central es que el mundo concentra cada vez más riqueza y, junto con esto, en el mundo se habla cada vez menos de la concentración de riqueza, eso es lo que señala Pickety, y lo señala porque demuestra que uno de los elementos que más explica la concentración de riquezas y la desigualdad es la herencia, y este es un dato que en Argentina nadie pretende discutir: al mismo tiempo que se pretende justificar que con el esfuerzo y el laburo individual una persona indigente va a salir de su situación –cosa que es a todas luces altamente improbable–, se legitima que una cantidad de gente, por el solo hecho de ser hijos de y heredar capital sin haber hecho absolutamente nada, puedan disponer de su ocio del modo que quieran”.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

prensa democrática

"A las redacciones posteriores a los ’80, a los diarios del momento dorado, les hizo mucho más daño el periodismo de investigación y los buenos sueldos que toda la cocaína que entrara por las puertitas relativamente estrechas que por algún motivo suelen tener los medios de comunicación": así escribe Ernesto Semán su paso por Clarín en el año 98 en Panamá Revista. Se trata de "una serie de textos sobre la prensa durante la aún breve pero intensa historia de la democracia argentina. Una relación simbiótica y competitiva que unió por el amor y por el espanto al sistema que los argentinos elegimos para vivir, para obedecer y para ordenarnos con el de las empresas que vivieron de relatarlo. Hoy, que los cambios en las condiciones políticas y de mercado indican un cambio de etapa con alcances aún desconocidos, es oportuno recorrer la historia de la prensa y la democracia a través de los proyectos periodísticos nacidos y criados en ella". 
Es la cuarta o quinta entrega de esta serie de artículos –bajo la etiquete "Prensa y democracia"–, que incluye hasta ahora una breve historia de Ámbito Financiero ("Poeta del capitalismo plebeyo") con poemas de Julio Ramos incluidos), otra sobre TXT ("Periodismo y progresismo sobre el cambio de época"), "El Porteño según Rolando Graña", en el que Graña recuerda esa redacción en el que Gabriel Levinas se cruzaba con Rodolfo Fogwill; un perfil de la revista Gente, cuando en el 83 abre la grieta entre las colas de Punta del Este y las de Mar del Plata. También, fuera de etiqueta y la primera entrega de la saga, una nota sobre 3 Puntos bajo el título "Las desventuras del Newyorker argentino" que comienza: "La historia de la revista Trespuntos es la de una derrota menor que merece ser contada". 
Brillante. 
Imagen tomada de Revista Panamá.