socio

"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

viernes, 31 de marzo de 2017

ann pettifor: feminismo y antineoliberalismo


¿Qué es el dinero? Puede parecer el tipo de pregunta que alguien se hace tarde en la noche, mirando a un puñado de billetes arrugados con los ojos inyectados de sangre. Pero a medida que avanzan las preguntas más incisivas, esta es realmente muy importante, porque la respuesta depende en gran medida de qué clase de dinero se está hablando y de a quién se ha planteado la pregunta. Algún “dinero” –un porcentaje muy pequeño– es efectivo. El resto es imaginario (“fiat currency”, como se conoce), una vasta red de contratos. El cheque de $ 25 de cumpleaños de la abuela es un tipo de contrato. El pago eliminado de su tarjeta de crédito para comprar zapatos, es otro. Cuando el banco ingresa la secuencia de dígitos en una pantalla que señala el préstamo que le dio a una pequeña empresa, son dos contratos: el primero garantiza que el banco le suministrará fondos para los bienes y servicios que necesita; el otro, que garantiza que va a ser eeembolsado el préstamo en una fecha posterior, más intereses. ¿Por qué es importante saber la diferencia entre “dinero” y efectivo? Bueno, porque según Ann Pettifor, economista política con sede en Londres, famosa por estar entre las pocas para predecir el colapso financiero de 2008, la teoría monetaria es una cuestión feminista.
El nuevo libro de Pettifor, “La producción del dinero: cómo acabar con el poder de los bancos”, apunta a dilucidar la naturaleza del dinero para ayudar a las mujeres a abogar por sus necesidades. Dinero, crédito, tasas de interés, regulaciones bancarias, cómo se contabilizan las cosas en el presupuesto público. Todo esto, sostiene Pettifor, tiene efectos tangibles en la vida de las mujeres y en la condición de la sociedad en su conjunto. Y para hacer el cambio, habrá que apasionarse por temas que la mayoría estuvimos condicionados a considerar como obvios.
 Andy Warhol, "Dollar Sign", imagen tomada de Guy Hepner.

martes, 21 de marzo de 2017

libros silvestres

“Soy artesana”, dice Carolina Musa, editora de Libros Silvestres, una “editorial rosarina de literatura infantil y juvenil. Conectando a lectores curiosos y exigentes de todas las edades con textos literarios de la actualidad”, según reza el encabezado de su página en Tumblr.

Lo de “artesana” viene a propósito de su fascinación por los libros “pop-up” que realiza de manera por entero artesanal.
Los libros pop-up son esos volúmenes que se despliegan en cuatro dimensiones, con estructuras de cartón capaces de abrirse y cerrarse cuando se pasa la página. Cada uno de los libros de la editorial que dirige Musa tiene ilustraciones; su tarea, como editora incluye no sólo el encuentro con un texto, también con quien va a ilustrar el libro. “Me da pena que los libros para adultos no tengan dibujos”.

lunes, 20 de marzo de 2017

'tis a pity she was a whore

Hace poco más de un año Pablo Jubany nos recomendó BowieSongs, un blog dedicado a analizar e historizar canciones y temas en la obra de David Bowie.
Hace una semana, Chris O’Leary, autor del blog (dicho sea de paso, el blog mismo va a convertirse en un libro de la genial editorial Zero Books, la misma que publicó a Mark Fisher o Simon Reynolds), publicó un extenso comentario sobre "'Tis a pity she was a whore", la versión de Blackstar y la del demo que Bowie grabara dos años antes de sacar su último disco. 
No sólo nos lleva a la fuente de la que sale el título de la canción (un libro de John Ford) y analiza las obsesiones y citas de Bowie, también abunda en la historia de la banda de jazz que lo acompañó a grabar ese tema y varios del último disco.
Así conocemos en detalle y con gran placer al saxofonista Donny McCaslin (además de otros "temas" de Bowie, como los vorticistas británicos, entre muchos más rincones proyectados en esa inmensa canción), a quien encontramos en uno de los Tiny Desk Concerts de la NPR en un recital que pone los pelos de punta y en el que hace una maravillosa versión de "Lazarus".
Y para cerrar y continuar nuestra humilde guerra contra la red social de los mirones y las abuelas, la entrada de O'Leary tiene 55 comentarios, ninguno de trolls. 

sábado, 18 de marzo de 2017

mentiras del neoliberalismo

Entrevista de Sharmini Peries en Real News Network reproducida en CounterPunch. Cotejada con la traducción de Adrián Sánchez Castillo en SinPermiso. Fragmento final de otra entrevista de Peries en CounterPunch: "El nuevo feudalismo".

Michael Hudson es un distinguido profesor e investigador de Economía de la Universidad de Missouri, en Kansas, Estados Unidos. Es autor de numerosos libros publicados en EEUU y Gran Bretaña, incluidos, The Bubble and Beyond (“La burbuja y más allá”) y Finance Capitalism and Its Discontents (“Capitalismo financiero y sus malestares”), Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Destroy the Global Economy (“Matar al huésped: cómo la deuda y los parásitos financieros destruyen la economía global”), y más recientemente, J is for Junk Economics (“La B es de Economía basura”). Según Paul Craig Roberts, del Instituto de Economía Política, “Hudson es el mejor economista del mundo. De hecho, es el único economista en el mundo. Casi todo el resto son los neoliberales, que no son economistas, sino cómplices de los intereses financieros”.
El 1 de marzo pasado la revista californiana CounterPunch.org publicó una entrevista que Sharmini Peries, le hizo a Hudson a propósito de J Is For Junk Economics, cuyo subtítulo es “Una guía para la realidad en épocas de engaño” y trata –según su página de promoción en Amazon– de explicar “cómo funciona de verdad la economía mundial y quiénes son los ganadores y perdedores. El libro incluye más de 400 entradas concisas y mordaces, varios ensayos, y un completo índice de temas.”

—Michael, su libro recuerda algunas de las palabras clave del crítico cultural británico Raymond Williams. La suya fue una contribución increíble a la crítica cultural, una crítica de los estudios sociales y culturales como disciplina. Y pienso que J Is For Junk Economics va a realizar una contribución fenomenal al campo de la economía. Sería una referencia en manos de la gente para volver atrás, especialmente para que los estudiantes regresen y estudien tu versión de la definición de esos términos, para que observen la economía desde una perspectiva crítica. Así que mi primera pregunta es ¿por qué escribiste este libro?
—En principio lo escribí como apéndice a un libro que iba a llamarse, The Fictitious Economy (“La economía ficticia”). Terminé el borrador antes de la crisis de 2008. Mi tesis era que la forma en la que la economía es descrita en la prensa y en los cursos de la Universidad tiene muy poco que ver con cómo funciona realmente la economía. La prensa y las informaciones periodísticas utilizan una terminología hecha de eufemismos bien elaborados para confundir el entendimiento de cómo funciona la economía.
Además de ofrecer palabras clave para explicar qué es positivo y cómo entender la economía, discuto el vocabulario engañoso, el doble pensamiento de George Orwell utilizado por los medios, lobistas financieros y empresariales para persuadir a la gente de que la austeridad y el endeudamiento es la clave del crecimiento, no su antítesis. El motivo es hacerles actuar contra sus propios intereses, dibujando una imagen ficticia de la economía como si fuese un universo paralelo.

lunes, 13 de marzo de 2017

lo que la época tiene para ofrecer

La lectura política de eso que –no sin liviandad– podríamos llamar "fenómeno ricotero" existe y se llama Redondos, a quién le importa. Lo escribieron Ezequiel Gatto, Agustín J. Valle e Ignacio Gago. Allí, entre otros paisajes conceptuales excepcionales, leemos: “Así como Los Redondos no se quebraron con la Dictadura porque nunca compitieron con el Estado, tampoco se quedaron vacíos en los noventa porque nunca creyeron en la esperanza de los ochenta. No llegaron a los noventa bañados en desilusión. Siempre un reservorio, un nosotros autoconstituido y permeable, unos parámetros estratégicos asentados en habitar su tiempo y, a la vez, fugar de lo que la época tenía para ofrecer.”
Bien, esos eran los Redondos, los incidentes que terminaron con la vida de dos personas en Olavarría y dejaron una docena de heridos el sábado pasado tuvieron como principal protagonista al ex líder de la banda. 
Foto de DyN/El Popular de Olavarría (tomada de La Nación).

Pero nos interesa señalar, en principio, esta suerte de rulo, esta figura del pasado inmediato que se parece a una serpiente que se muerde la cola: la semana pasada comenzó con una movilización docente, siguió con una marcha de la CGT que convocó a una cantidad de manifestantes inédita desde los años 80 (un estimado de 250 mil personas) y terminó con una rebelión de las bases que pedían la cabeza de los dirigentes por no definir la fecha de un paro general. El miércoles siguiente, la movilización por el Día de la Mujer reunió en distintas ciudades del país una cantidad impresionante de manifestantes que volvieron a hacer reclamos de clase.
La calle volvió a ser un lugar de disputa y ejercicio de la política, con cientos de miles de personas movilizadas.
El recital del Indio Solari en Olavarría, el sábado último, reunió casi el doble de gente que la marcha de la CGT, según estimaciones que llegan a la cuenta de 500 mil seguidores del Indio movilizados. Las dos muertes y los heridos que hoy deshacen la fiesta de ese recital –además de los disturbios debidos a la mala organización: Olavarría vio superada al menos dos veces su población– es, en la enumeración que estamos ensayando acá, una suerte de "vuelta a la normalidad" que se lee en las declaraciones del presidente Macri: "Esto es lo que sucede cuando uno pasa por arriba de las normas". Nuevamente, el cinismo: el tipo que se hizo su fortuna y la engrosa gracias a la estatización de su deuda privada se da el lujo de señalar el debido respeto de las normas. Con esa sentencia, acaso sincera, transparenta su pensamiento: el mal es producto de uno o más individuos que no supieron atenerse a las normas, como si se tratara de un negocio que salió mal.
No quiero llamar tragedia a lo que sucedió en Olavarría –porque la tragedia exige una "unidad" de sentido comunitaria y este incidente está lejos de proveerla–, pero tampoco puedo olvidar el dolor de los deudos de las víctimas. Digamos que el incidente de Olavarría le devuelve al régimen macrista la foto que el régimen deseaba (encima, con los fantasmas del gobierno anterior y hasta con algunos zombies K merodeando la escena), la de la movilización convertida en una decisión individual, privada. En ese sentido, y volviendo al libro que mencionamos al principio, Olavarría pareció ofrecerle al Indio el océano de gente ideal para que le líder de los Redonditos claudicara en su deber de "fugar de lo que la época tenía para ofrecer".
  
  

mutaciones

Pocas cosas envejecen tan rápido como el futuro. Es cierto lo que dice Guillermo Piro, Julio Verne debería ser considerado un autor de “política ficción”: en su época estaba “notablemente familiarizado con el conjunto de las tensiones políticas del planeta”. Pero de alguna forma muchos escritores de ciencia ficción lo estuvieron. Y cito tres casos que nos interesan: Philip K. Dick, J.G. Ballard y Cordwainer Smith (este último, seudónimo de Paul Lineberger, especialista en guerra psicológica norteamericano). El futuro de Dick y de Ballard, más allá de algunas ambientaciones espaciales del primero, es ni más ni menos que el actual, el del mundo sumergido: en Dick, la sumersión en lo que llamamos virtualidad; en Ballard –su segunda novela se llamó The Drowned World: El mundo sumergido, literalmente, ahogado–, el hundimiento en “la quietud terminal de mundo satisfecho” (la descripción es de Marcelo Cohen). Cordwainer Smith (1913-1966), en cambio, es una rara avis, con un futuro que aún sigue siendo futuro, es decir, conserva cierta promesa irrealizada, incluso corrida de esa cosa decimonónica que confundía futuro con progreso. De todos modos, su procedimiento es el de tantos fabulistas, sitúa sus historias en lo remoto del porvenir, catorce mil años allá adelante, cuando la humanidad se ha lanzado a la conquista definitiva y total del universo. Lo que nos inquieta de semejante fábula no es tanto la epopeya futurista (nuestro autor despliega su obra de modo elíptico y fragmentario, a través de cuentos que saltan de un a otro milenio), sino algunos detalles, por ejemplo, que para tamaña aventura el hombre deba mutar, unirse al animal como en los tiempos primigenios. 

sábado, 11 de marzo de 2017

el ciberpatrullaje del régimen

A fines del último enero un tuit de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich que rezaba “Macri gato” dio a entender que la funcionaria no tenía ya gobierno de su cuenta de Twitter. Pero eso era lo de menos. Lo grave –cosa sobre la que no se insistió lo suficiente– era que varias cuentas del Ministerio de Seguridad, incluso la dirección de correo electrónico para que los ciudadanos denuncien de manera anónima a narcotraficantes, habían sido vulneradas por hackers a través del más estúpido de los métodos de hackeo, el phishing, un cazabobos para el que cualquiera pretende que un ministerio de esa envergadura esté a resguardo (un correo electrónico enviado desde una cuenta falsa que requiere ir a un sitio también trucho donde hay que ingresar la contraseña real de una cuenta).
La Policía Federal detuvo a dos personas a las que acusó del hackeo e inició una causa. La semana pasada, luego de que se publicaran en internet el auto de procesamiento –una suerte de resumen del expediente–, Javier Smaldone, especialista cordobés en seguridad digital que desde hace casi diez años es en uno de los principales activistas en contra del voto electrónico, se enteró de que aparece mencionado en esa causa y fue investigado a través de lo que el juez denominó “ciberpatrullaje” sobre sus movimientos y los de su familia por haber retuiteado aquél tuit.
“Lo más importante no es el hackeo del Twitter de Patricia Bullrich –insiste Smaldone por teléfono–, ese fue el síntoma. Lo que pasó de fondo es que hackearon cuentas del ministerio de Seguridad. Se da porque Patricia Bullrich comete la torpeza –que es más que torpeza– de usar su cuenta oficial del ministerio para registrarse en Twitter y, como le habían entrado al mail le cambiaron la contraseña y pudieron entrar al Twitter. El problema empieza cuando una persona o un grupo –no se sabe y difícilmente sea el que está procesado– toma control de varias cuentas del ministerio de Seguridad mediante una operación de phishing, un cazabobos. Eso es lo grave. Tomaron control de la ministra pero también de la cuenta donde se reciben las denuncias. A ver, pongamos en contexto: ministerio de Seguridad de la Nación, están lidiando con el crimen organizado de alto nivel, con las mafias  de la trata de personas, del narcotráfico, el contrabando. En México se descubrió hace unos años que los Zeta tenían infiltrados en las telefónicas que les decían desde qué número los denunciaban y los tipos caían a las casas y decapitaban a todo el mundo. No estamos lejos de eso. ¡Imaginate que cualquiera puede acceder a las cuentas donde se reciben las denuncias! Y esto lo hicieron dos o tres pibes de 18 ó 20 años, tiene toda la pinta por lo que finalmente hicieron, que es tuitear las capturas de pantalla”.

los 60 de la ucronía

En enero de 2015, cuando El hombre en el castillo (la serie de Amazon) aún promovía el piloto para tantear su financiación, había dado con este artículo de Tom Fassbender en GeekDad en el que señalaba: "Si los nazis y el Japón imperial se hubieran apoderado del mundo en 1947, es muy poco probable que el rock and roll hubiese nacido, o al menos se hubiera popularizado, y la música en El hombre en el castillo es perfecta en este sentido. El show se abre con una versión de "Edelweiss", y gran parte de la música que sigue es una reminiscencia de finales de 1940 de la era pop-schmaltzy (el pop sentimental europeo) á la Andrews Sisters y Bing Crosby."
Leo ahora, a poco de anunciarse una tercera temporada (ya sin Frank Spotnitz), una nota que Bob Boilen le hace en la NPR a Brian Burton, quien está recreando con Sam Cohen canciones de los tempranos 60 (la serie transcurre en 1962) a los que le da una textura más oscura en las voces de Sharon van Etten, Beck, Norah Jones, Angel Olsen y otros.
Sin embargo, pese a las impresionantes versiones, no noté ese toque pop-schmaltzy que me hacía imaginarme a Bryan Ferry reversionando sus temas de Roxy Music en sintonía con las canciones de vaudeville de los 40.
Acá dejo las maravillosas versiones de Van Etten de "The End of the World" y de Sam Cohen de "House of the Rising Sun".
(Acá hay una playlist de las canciones de la primera temporada.)


   

martes, 7 de marzo de 2017

los demonios del neoliberalismo

[Junto con Fernanda Frola y Victoria Alma Salinas tradujimos esta conferencia sobre el demonio y el neoliberalismo que Adam Kotsko dio en la Universidad de Tennessee, en la ciudad de Knoxville, y en varias universidades de Australia y Nueva Zelanda incluida la Escuela Continental de Filosofía de Melbourne. El original en inglés fue publicado en su blog el 27 de septiembre de 2016. El mismo Kotsko nos dio permiso para publicarla.]
Esta conferencia representa el desarrollo de un proyecto en el cual he estado trabajando por muchos años: la reinterpretación del demonio desde la perspectiva de la teología política. El año pasado completé la primera fase del proyecto, una genealogía histórica del demonio, desde el desarrollo de la figura, con sus raíces en la tradición bíblica hebrea hasta su rol decisivo en el cristianismo medieval en occidente.
Mi tesis es que el demonio es al mismo tiempo una figura teológica y política, de la misma manera que el Dios en la biblia hebrea (y por lo tanto el del cristianismo) es también una figura teológica y política. Dios es concebido como el gobernante directo de los israelíes –Él garantiza supervivencia, los libera de la esclavitud, les provee el código legal y les asegura un territorio para ellos. Todo lo que hace un gobernante en la tierra, él también lo hace. Pero con el tiempo, los autores bíblicos se mostraron cada vez más convencidos de que Dios nos es meramente el gobernante de Israel, sino que, de alguna manera, es el de todo el mundo. Y esto significa que sus verdaderos rivales no son los dioses paganos –quienes generalmente son descartados por ser ridículamente inadecuados, estatuas hechas de piedra y madera–, sino los otros que pretenden gobernar el mundo.
En el libro sostengo que todavía estamos viviendo, de alguna manera, en una versión de la “minoría monoteísta” que surgió en Israel y que si queremos entender la relación entre el cristianismo medieval y la modernidad secular, la perspectiva más productiva es la de los problemas políticos-teológicos que surgieron alrededor de la figura del demonio. Y ahora que mi libro ha establecido la genealogía histórica en términos generales, quisiera ajustar el foco y mostrarles cómo mi tesis puede ayudarnos a entender la dinámica del neoliberalismo como una manifestación extrema y autodestructiva del paradigma moderno secular político-teológico.
Una de las ilustraciones de William Blake del Libro de Job. Imagen tomada de WikipediaEl resto de las imágenes fueron tomadas de la misma fuente. 

sábado, 4 de marzo de 2017

cinco años más tarde

En agosto de 2012 el niño y sus primos posaron para una fotografía en una esquina de Refinería. Ayer, el niño y la sobrina idearon una recreación de esa escena cinco años más tarde.


miércoles, 1 de marzo de 2017

villanos y neoliberalismo

El presidente Mauricio Macri se jactó en su discurso de apertura de sesiones ante el Congreso de la profundización de la lucha contra el narcotráfico y volvió a poner en agenda un “debate” sobre la edad de imputabilidad penal de los jóvenes.

El del narcotráqfico es hoy el mejor discurso para crear villanos que parecen ajenos a la dinámica del neoliberalismo. 
Como suele suceder, las ficciones –que no son fantasías ni inventos, sino lecturas diversas de lo que convenimos en llamar realidad– ya señalaron estos caminos de varias formas. Aquí nos concentraremos en series de televisión.

Dos series sentaron el paradigma para pensar el narcotráfico, The Wire (HBO, 2002-2008) y Breaking Bad (AMC, 2008-2013), las demás suman anécdotas, detalles particulares o biografías: Narcos y toda la lista.

En marzo de 2015 el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama –acaso un poco tarde– mantuvo una entrevista en la Casa Blanca con David Simon, escritor, ex periodista y creador de la serie The Wire, de la que Obama fue siempre un declarado admirador. El motivo de la conversación era la Guerra contra las Drogas, desatada en la era Nixon, atemperada luego y profundizada en la presidencia de los Bush, y que su administración continuó.



Cable a tierra



En la entrevista Obama necesitaba del relato de Simon en la serie para argumentar que era necesario dejar de encarcelar personas por delitos no violentos involucrados con las drogas, lo que había llevado a generaciones a privarse de la presencia de un padre, etcétera.

Ese sólo hecho, el encuentro de un presidente con el creador de una serie para referirse a un tema central de la política interior: Estados Unidos es el país con mayor cantidad de presos del mundo, el 40% son afroamericanos cuando ese sector de la población apenas representa el 7% del total, ya habla de la grandeza de la serie.

Pero su mayor mérito es haber llevado a la pantalla el proceso por el cual el narcotráfico se convierte en una verdadera economía alternativa cuando la ciudad de Baltimore –en Maryland, de donde es Simon– se “gentrificó”, es decir, convirtió sus espacios públicos y sus tierras más codiciadas en una mercancía de intercambio de la especulación financiera.