socio

"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

sábado, 30 de noviembre de 2013

cleffa takahashi

Ahora, durante el mes de diciembre, la Editorial Municipal de Rosario presentará los tres libros ganadores del último concurso de Poesía Felipe Aldana, que este año incluyó la categoría “menores de 21 años”. Entre esas tres obras conoceremos una firmada por Cleffa Takahashi. Cleffa, nos explica ella misma, se pronuncia Kurefura en japonés. Pero ni Cleffa ni Kurefura son los nombres con los que figura en el registro civil Sol Agostina Figueroa, de 15 años, única ganadora del Aldana en su categoría.
101: Memorias de un pianista, el libro por el que recibió ese primer premio, es a la vez un relato disfrazado entre los poemas que narra las impresiones de cuatro personajes: Kurefura, Kieko, Zero y Aoi, “producto de una misma persona con un trastorno de personalidad múltiple”, como los define la autora. De hecho los poemas llevan la voz de quien habla, a excepción del último, “Fusión”, firmado por Kieko y Kurefura.

DISTRESS AND COMA by the GazettE on Grooveshark Cassis by the GazettE on Grooveshark
Toradora - Capitulo 1 [Sub Español por YunaDiamond
Conocimos a Sol, es decir a Cleffa, a fines de septiembre pasado en la Plataforma Lavardén, cuando se desarrollaba el XXI Festival Internacional de Poesía y ella leyó, como ganadora del Aldana, algunos de sus poemas. En un saco blanco, con un mechón de pelo color violeta y unos grandes lentes de marco azulino, leyó en una de las mesas inaugurales del encuentro junto con José Ignacio Sainz –ganador en la categoría mayores– ante un público que la ovacionó encantado. Más tarde recorría la feria de editoriales de la planta baja del edificio con su tía, que debe llevarle tres o cuatro años. Había comprado El gato del infierno, de Stephen King, Ataque de pánico, de Juan Xiet (“lo terminé de leer y se transformó en una especie de biblia, lo difundí por entre mis amigos y también lo amaron”, nos escribiría más tarde), y Léame, de Nicolás Di Candia. Entonces nos presentamos, conversamos sobre su fascinación por la cultura “pulp” (popular y masiva, en la que cabe la música, las historietas y el cine) japonesa; “asiática”, diría ella. Nació en San Miguel de Tucumán en 1998. Cursa el secundario en el Instituto Politécnico Superior de Rosario, donde dos de sus profesoras de Idioma Nacional, Celeste Gascón y Marisa Ponisio, la alenataron a presentarse al Aldana. “No tengo autores favoritos –nos dijo, aunque agregaría luego que no quiere dejar de mencionar a sus manga preferidos: Kuroshitsuji y Toradora–, sí me gusta leer, es algo que me enseñaron mis padres desde chiquita. Y del animé me gusta un género que se llama gore: es violento, digamos, con mucha sangre; policiales misteriosos. Y si no, también me gustan mucho los animé románticos. Cada género está en un extremo”.


Intercambiamos correos electrónicos. Desde entonces, y de manera más bien esporádica, nos escribimos algunas líneas a medida que surgían curiosidades. Casi sin notarlo, un día leemos en un mensaje suyo a propósito del libro que escribió: “Son poemas porque hablan en su propio idioma”, que viene a ser ya una clásica definición de poesía: el poeta es quien construye un idioma propio. Y así fuimos armando esta entrevista.
—¿Qué tal el Politécnico en relación con tu actividad literaria?
—¿El poli? Para mí el Poli es lo mejor que me pudo haber pasado en todo sentido. Es una escuela que, con sus defectos y todo, amo. Pude empezar de nuevo ahí, es muy especial. Tengo muchos amigos con los que comparto intereses, y eso me resulta muy motivador, porque es un apoyo que antes no tenía.
La experiencia de la exigencia académica y la carga horaria no son un trastorno ni mucho menos; no es imposible de llevar. Y hasta sentís que el Poli es tu casa de tanto que pasas ahí. Para ser una escuela técnica, no es “cuadrada”. Quiero decir, tiene bastante espacio para actividades de otro estilo, por ejemplo, las jornadas donde se hacen distintas actividades deportivas, de baile, dibujo, canto, charlas de diversos temas y otras cosas; el Poliacústico y el Polirock; hay talleres de fotografía y de teatro; y muestras de dibujos. Siempre te sorprende. 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

especiales

Visto anoche, luego de que un oyente de MTQN preguntara en nuestro micro por la serie, el primer episodio de Almost Human, la nueva tira producida por el descendente J.J. Abrams.
La verdad, la tendencia a esquilmar el legado fílmico de muchas de las series más pretensiosas es ya pavoroso. Ésta “abreva”, más bien rasca de la olla de El vengadordel futuro (alguien va a una clínica pirata a reconstruir su memoria) y de Robocop (policías sintéticos y uno con sentimientos y emociones). Claro que la cosa podría funcionar como ha funcionado todo esto hasta ahora, pero el modo en que lo hace es del todo estúpido. Porque el argumento general de la serie es estúpido y porque de todas las intrigas que plantea –un nuevo grupo mafioso llamado Intersyndicate, Insyndicate o algo así (no vale la pena recordarlo, sólo señalar la visión conspirativa que existe sobre cualquier tipo de organización sindical) que opera con alta tecnología y le tendió una trampa a nuestro héroe en el pasado, por lo cual él busca venganza; más una ex novia que al final del primer episodio descubrimos que es una villana– no conforman un solo misterio digno de ser explorado. Pero encima, el argumento –un argumento es siempre un lazo con la historia reciente, por eso Hitchcock lo concebía como un McGuffin, una excusa– es intragable: los criminales del futuro, para conservar sus negocios criminales, quieren eliminar a la policía. ¡Como si vivieran en el socialismo! Eh, J.J., ¿no viste Breaking Bad?
Hasta donde pude ver, la intriga más intensa es quién, qué es el acompañante sintético del héroe. Hasta donde nos lo dice Lili Taylor (sí, la Lisa de Six Feet Under, único motivo de alegría que hallamos por ahora en la serie), tanto el policía que protagoniza Almost Human y su par androide son "especiales". Hasta donde entiendo, me temo que por "especial" no debe entenderse acá el carácter sacramental de la estrella del sheriff, como quería André Bazin, sino algo que debemos aceptar como dado por obra y gracia de quienes realizaron un casting.

rusia

Elena la trajo a principios de 2012. Hubo un par de días en los que se discutió su nombre. Pero un día volví del trabajo y se llamaba Rusia.












Ahora se ha tomado la costumbre de espiar la calle a través de la rendija del buzón de la puerta.

martes, 26 de noviembre de 2013

feriado

Gustavo vino con Victoria este fin de semana. Como siempre, trajo regalos, pero el más interesante de los regalos se lo hizo a Vicente cuando le compró un pollo para enseñarle, en principio, algunas lecciones de anatomía y, luego, cómo cortarlo para hacerlo comida. El pollo, que llegó muerto a la casa, como cabía esperar, hasta tuvo nombre: Rayo, lo comimos este domingo a la cacerola, después de pasear en bicicleta por la costanera central, donde se erige el Puerto Madero rosarino. Antes, temprano a la tarde, fuimos a comprar una cubierta para el Gol de Victoria, quien también llegó con un regalo que elaboró con su hermana: galletitas dulces dietéticas, hechas con banana, avena y chocolate amargo, además de un postre de frutillas y avena. Sin saberlo, rendíamos un discreto homenaje a quien moría mientras disfrutábamos su golosina.
Con feriados así resulta cada vez más difícil creer en la rutina.
En su bitácora, Gustavo provee más fotos, algunas de una familiaridad oprobiosa.

viernes, 22 de noviembre de 2013

el vampiro del imperio



La serie Drácula, que se puede ver por Universal los lunes a las 22 (empezó el 18 de noviembre último en Argentina y 4 semanas antes en la NBC, su canal de origen), es un rezago de los fuegos de artificio del mes de octubre en el continente del norte, donde el festejo de Halloween, como lo muestra una película infantil que el canal de Disney ha sobredosificado, sirve para que nadie crea en nada del otro mundo.
Protagonizada por el irlandés Jonathan Rhys Meyers (si va a ponerse ese nombre por lo menos debería moderarse con la bebida), quien viene de interpretar en la serie Los Tudor al muy casquivano Enrique VIII (recordemos: el rey inglés de las seis esposas del disco de Rick Wakeman), seguirá saltando de alcoba en alcoba, esta vez ayudado por los poderes del más allá, en la Londres victoriana de 1896.
Lejanamente basada en la adaptación que hiciera Francis Ford Coppola en 1992 de la novela de Bram Stoker, que introducía el punto de vista y la voz del vampiro –que en el relato original, hecho de cartas entre los protagonistas, no estaba–, la serie reconfigura a los personajes, así, Mina está enamorada de un periodista y Van Helsing es en realidad un aliado de Drácula, quien aquí interpreta a un empresario estadounidense que llega para desafiar a la clase alta británica con su proyecto de difundir la electricidad –es decir, la energía– tal como suele entenderse que lo planteaba Nikola Tesla: de forma libre, sin cables, accesible a cualquiera.

El plan de Drácula al arribar a Londres y encarnar a un americano emprendedor es destruir a la Orden del Dragón, enquistada en las altas esferas del poder y, sobre todo –y aquí está el tema de la serie–, en el poder del imperio que era Gran Bretaña entonces. Hay una conversación incluso entre Alexander Grayson –como se hace llamar Drácula en Londres– y un alto miembro de la aristocracia en la que le dice que su propuesta energética echará por tierra la apuesta que las compañías británicas están haciendo con el petróleo. El desaire que recibe nuestro héroe-vampiro es motivo de una carnicería, pero luego se recompone y vuelve a intentar su plan según los métodos del lobby mediático y la libre empresa. Como señala un artículo en el diario inglés The Independent, también nos preguntamos: ¿no era que Drácula venía para arreglar cuentas con estos desalmados imperialistas mediante un baño de sangre?
Bueno, parece que no, o no del todo. La Orden del Dragón es real y tuvo a Vlad Tepper –el personaje histórico en el que se basó la novela de Stoker– entre sus miembros. Que la Orden haya sobrevivido hasta la época victoriana ya es una fantasía, pero sirve a los guionistas de excusa, porque Drácula llega a Londres para vengarse de sus miembros, a quienes atribuye la destrucción de su familia en el lejano siglo XV.
Lo que algunos críticos en general han celebrado es la presencia de Daniel Knauf como cabeza del equipo de escritores. Knauf, quien suele usar los seudónimos Wilfred Schmidt y Chris Neal es un guionista de cine, televisión e historietas norteamericano conocido por realizar en 2003 y para HBO la sobrevaluada serie Carnivàle.
A diferencia de otras actualizaciones de la ficción sobre el vampiro (el primer muerto viviente en ganar popularidad dentro del relato fantástico), como True Blood, en la que los vampiros han decidido salir de sus armarios milenarios e integrarse socialmente (pagar los impuestos, reclamar por sus derechos, postularse para cargos parlamentarios), como en X-Men, Drácula expele crítica política, aunque en envase de historieta. Si la gran metáfora del Drácula de Coppola fue el cine (imágenes de gente que podría estar muerta y vienen a contarnos una historia de salvación), la de esta versión parece ser el imperio o, mejor, ese momento en la historia del imperio en la que una aristocracia decadente e hipócrita (la victoriana) está a punto de ver cómo se lo arrebatan. Los resultados, para la mayoría de los mortales, no fueron muy diferentes: su destino varía entre el de carne de cañón y el de comida para chupasangres.
La NBC hizo cinco webisodes bajo el título “Dracula Rising” que explican los orígenes del vampiro y la relación con Van Helsing, pero como era de esperar, no están disponibles desde Argentina. Una razón más para volver a nuestro sitio preferido a la hora de buscar series.

azahar

Con el perfume de los azahares llega el verano. Los azahares son las flores blancas de aroma intenso como el jazmín, el limonero o el naranjo: colman el aire, algo sólido emana de ese aroma, algo cuya dulzura es vecina de los cuerpos en descomposición del calor. En el invierno los cítricos nos proveen de vitamina C, en el verano nos ayudan a disimular que todo lo que se mantuvo fresco en el frío comienza ahora un proceso de degradación. Azar, según el diccionario, viene de dado y, "literalmente", de flor. Es decir que azar y azahares están emparentados en el árabe; y que los dados y la flor, en la lengua que creó Las mil y una noches, tienen una imagen en común.
Los dados ruedan en ese lugar donde solía no preocuparme que rodaran, mientras la flor empalaga mis sentidos y me hace creer que este es el verano, que ha llegado un tiempo de dados echados a rodar como si nunca hubiesen rodado.

domingo, 17 de noviembre de 2013

azul

No recordaba un cielo así de azul.

mediomundo

Mediomundo es un proyecto interactivo y en fase beta permanente que, como las mismas redes, irá creciendo a medida que avanza por Iberoamérica a través de múltiples nodos simultáneos, sucesivos y relacionados.

Mi primera participación fue el viernes 1 de noviembre pasado, cuando entrevisté a través de un hangout a un escritor nicaragüense. La segunda, con este texto sobre la NPR, en el que olvidé mencionar que fue el lugar donde seguí la discografía creciente e intensa de Juana Molina, de la que acabo de leer una extensa nota en Radar.  
Con motivo del V Congreso Iberoamericano de Cultura Zaragoza 2013, el CCPE presenta este nuevo proyecto de Los Anillos de Saturno que desde las redes acompañará el debate propuesto sobre “Cultura Digital, Cultura en Red” mediante reflexiones en distintos soportes multimedia provenientes de toda Iberoamérica.
Hay notas buenísimas: "La economía cultural en el siglo XXI", de Beatriz Busaniche, o "El rancho electrónico", de Haydée Lachino, entre muchos otros.

la máquina de cortar botellas

Este sábado estuvimos en Mercado Solidario de Rosario, donde la Fábrica de Juguetes de El Obrador fue invitada a exponer. En la ocasión estrenaron el stand diseñado especialmente por alumnos de Diseño Industrial de la Escuela Superior de Diseño de Rosario para este tipo de actividades. Allí, Juan Manuel Maggi llevó la máquina para cortar botellas de plástico (PET), cuyas tiras son reutilizadas, entre otras cosas, para hacer cestos según las ancestrales técnicas qom de cestería.
Arriba, el stand diseñado por diseñadoras de la Escuela Superior de Diseño. Abajo, velador hecho con bidones de dispenser de agua pintados.

Hablé hace poco con Marina Gryciuk sobre el trabajo que ella realiza en El Obrador junto con Ruperta Pérez, de la comunidad qom, a quien considera su maestra en el arte de la cestería. El Obrador trabaja desde el año 2008 con esta idea de la reutilización de materiales, de ver con otros ojos los materiales que otros ya dejaron de ver. Así, se adaptaron las técnicas artesanales ancestrales a todo tipo de material, las botellas hechas tiritas, las telas y lanas en desuso. Incluso, me decía Marina, las mujeres encuentran más fácil trabajar sobre el plástico que con los tejidos vegetales originales, a los que había que mojar permanentemente para ablandar y convertir en hilo. Así, dice que le dijo Ruperta, no tenemos las manos siempre mojadas.
Bien, Juan Manuel buscó en internet y logró reconstruir a partir de lo que halló esta máquina mostrada en los dos primeros videos que permite hacer de forma mecánica lo que antes se hacía a tijera: deshacer una botella plástica en tiras para luego fabricar un cesto como el que Vicente tiene en el tercer video.
La máquina, incluso, está construida con materiales reutilizados, como los picos de botellas o los caños de PVC de la manivela. A su vez, puede cortarse el plástico en distintos grosores.
Las muñecas, rodantes y autómatas que se ven en el stand son diseños de Elsa Albornoz.

viernes, 15 de noviembre de 2013

agentes de historieta

Al contrario de lo que podría pensar cualquiera, Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. no es una serie súper espectacular como su pariente cinematográfico The Avengers. Tampoco es una serie sesuda como las que preferimos en esta columna; ni una que arriesgue patrones narrativos innovadores: producida y realizada por la estricta cadena ABC no podría permitirse las osadías de The Walking Dead (AMC) o incluso la querida y finiquitada Fringe (Fox). Pero tiene a Joss Whedon como escritor y productor y Whedon, aunque fiel a las pautas del mainstream es el creador del film The cabin in the Woods (La cabaña del terror es la obvia traducción latinoamericana), una joya del cine de terror que, dicen, ofrece el final que él había propuesto para la serie Lost. En fin, Whedon es también el creador de éxitos memorables y señeros, como las series Buffy la cazavampiros o la ya legendaria Firefly, todas narraciones televisivas fantásticas realizadas cuando las fantasías más frecuentes de la televisión eran las de las “amas de casa desesperadas”.
Imagen tomada de ComicBook.

La serie (una primera temporada de 22 episodios), se entiende en el título, está basada en el cómic de Marvel en el que el mismo Whedon hizo su contribución. SHIELD (que en inglés significa escudo) son las siglas de una institución gubernamental de nombre interminable, secreta de algún modo, ultratecnológica, armada, etcétera, sucedánea de los SEALs, Delta Force o Rangers pero que luchan contra extraterrestres sin llegar a ser los Hombres de Negro.
El mismo Clark Gregg, a quien vimos morir en The Avengers, aparece en la serie como Phil Coulson para capitanear un equipo que integran mujeres siempre jóvenes y bonitas, un científico entusiasta y un militar duro y enamoradizo. El Coulson de nuestra serie es una persona que fue resucitada tras estar muerta 8 segundos o 40, hay una discusión al respecto incluso pero, la verdad, no tiene mucha relevancia esa cantidad. Lo que sì resulta inquietante son las misteriosas circunstancias en las que se resucitó al agente,
Pero lo más interesante de estos agentes es que sus misiones no son la gran batalla colosal entre villanos intergalácticos con la ayuda de Iron Man o Thor –hay incluso un chiste en el primer episodio cuando alguien dice: “Thor no es técnicamente un dios”–, sino mortales con unas cuantas toneladas de tecnología de punta que van tras las pistas de los objetos que un desembarco extraterrestre –el que vimos como espectadores en las películas de la franquicia de Marvel– desparramó por el mundo.
Así, los “Agentes de SHIELD” vendrían a ser como la parte doméstica de los grandes súper héroes, los lados B de Súperman, Iron Man o Hulk: sin súper poderes, el grupo recoge los peligrosos restos de un regalo incontenible, los suvenires de la caja de Pandora que trajo una frustrada invasión extraterrestre.

Como sabemos por la película Los Vengadores, los Chitauri (Skrull en el original) desembarcan en la Tierra en busca de un aparato poderoso, también extraterrestre, ayudados por el hermano de Thor, que es malísimo y está resentido porque a Thor nunca lo retan y cosas semejantes. De modo que quienes tienen que pagar los platos rotos de toda esta disfuncionalidad familiar son los terrícolas, que deben vérselas con estos maniáticos, ayudados, por suerte, por la rama buena de la familia, Thor, y otros héroes resucitados de la historieta como el Capitán América o Hulk.
Los “Agentes de SHIELD”, que emite Sony Latinoamérica los miércoles a las 21 desde el 25 de septiembre pasado –un día después de que se estrenara en su país de origen–, nos recuerdan de una manera muy infantil y hasta bastarda, aquél film de Andrei Tarkovsky del año 1979, Stalker –basado a su vez en una novela de ciencia ficción rusa excepcional, Picnic extraterrestre, de los hermanos Strugatsky, quienes también escribieron el guión de la película. En Stalker, el protagonista guía a una pareja hacia un lugar prohibido y aislado llamado “La Zona”, donde se posó hace tiempo un platillo volador y transformó el sitio desde sus leyes físicas hasta la topografía misma. Hecho de climas, de los fantasmas de los personajes, que llegan hasta allí con el anhelo de ver cumplidos sus deseos, Stalker podría ser un relato sobre el duelo de la soledad, del fin de una aventura que termina cuando se acaba la fe –o la esperanza, que es la versión “civil” de la fe. Los protagonistas visitan el desierto de una visita y el guía asecha un imperio que construyó con su pericia y sus habilidades y no es otra cosa que un baldío.
En “Agentes de SHIELD” ese baldío es muchas veces la Historia –un viaje a Perú para rescatar un artefacto cuyo funcionamiento y poder ignoran y, en el medio, enfrentamientos con rebeldes y militares corruptos–, devenida un episodio de historieta.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

capital santafesina

Edito una nota de Anaclara sobre Emiliano Pool Paolini y Marianela Perelli y visito la web para corroborar unos datos. Así me encuentro con esta nota de Ana Wajszczuk en Radar donde leo: "Pool y Marianela nacieron en ciudades cercanas a Rosario y allí se conocieron en 2007, años después de haberse instalado en la capital santafesina para estudiar". Bueno, hay que decir a favor de Ana –quien, además es o fue jefa de prensa de editorial Planeta–, que escribe "santafesina" como lo escribimos en la provincia de Santa Fe, con "s" y no con la afeminada y correcta "c" que suele usar el diario La Nación. Pero, la verdad, llama la atención que una muchacha tan instruida confunda a la principal ciudad de la provincia con Santa Fe de la Vera Cruz, la capital (porque se refiere a Rosario en el texto, las referencias anteriores y siguientes no dejan dudas). Pero, además, ¿no hubo un editor de Radar que leyese Rosario seguido de "capital santafesina" y dijera ¡no, qué disparate! Porque nadie le pide a un porteño que entienda que la Argentina existe más allá de la General Paz, pero sí se le puede pedir a un periodista que respete un dato. Es lo mismo que confundir Buenos Aires ciudad con La Plata error en el que no incurriría ningún habitante del interior.
En la última edición de Radar también hay una nota de Ana a una rosarina, Cecilia Lenardón. Pero aquí no arriesga rangos de ciudades y así no le erra.
Imagen tomada del Flickr de Pool y Marianela.

lunes, 11 de noviembre de 2013

la "cápsula de placer-trabajo"



Federico Fritschi (Gálvez, Santa Fe, 1980) conduce desde hace ocho años Más tarde que nunca en Radio Universidad (FM 103.3, con un equipo que cuenta a Pablo Zini, Federico Aicardi, Morena Velázquez y Florencia Coll) y condujo también el ciclo  de documentales televisivos sobre la cultura gastronómica santafesina Parte del plato en Señal Santa Fe. Quisimos hacerle unas preguntas al conductor de uno de los programas que mejor le toma el pulso a la ciudad o, al menos, a muchas de sus escenas más valiosas.
—Tu programa se mete en varios rincones de la música, la literatura, las movidas en Rosario, el periodismo ¿cómo definirías a Más tarde que nunca (MTQN)?
—Como el espacio en la radio para que tengan lugar esas expresiones artísticas que nos interesan y de las que nos nutrimos. MTQN es una cápsula de placer-trabajo, se mezclan ahí charlas que tienen que ver con el universo musical, literario, teatral, el del cine o las series. Pero también hay mucho de “nosotros”, del estado de ánimo con el que encaramos el programa cada día. 

—En los ochos años que lleva al programa al aire, muchas veces saliendo en vivo desde inauguraciones como las convocatorias de Joven y Efímero en el centro cultural Parque de España, ¿cuáles son los cambios más importantes que notás que sucedieron en la ciudad en ese ambiente “cultural-musical”?
—Rosario cuenta con una movida cultural muy rica, siempre lo rescatamos. Es imposible cubrir todo lo que pasa porque la agenda es igual de diversa como de intensa. Por eso decidimos hablar de lo que vamos a ver o de aquello en lo que estamos realmente empapados. Vamos a hacer programas en vivo desde distintos espacios de la ciudad. Estuvimos en Cultura Pan, el ciclo Joven y Efímero del CCPE, en el Festival 404 desde el Espacio Cultural Universitario y en Plataforma Lavardén o la Alianza Francesa de Rosario. Nos movemos de la radio para salir y ver qué pasa ahí afuera. Hacemos el programa mientras se montan las muestras y vemos el trabajo del artista desde ese lugar. O generamos ciclos de cine en casas de los oyentes del programa. Cuando te movés pasan cosas. Y entendemos la radio desde ese lugar, un programa que se mueve al pulso de una ciudad con infinidad de “agitadores culturales”. 

—¿Cómo surgió el espacio La vuelta a la manzana, en la que recorrés con algún artista una parte de la ciudad que tiene un significado especial para él?
—Hace un par de años nos encontramos en un bar con Maximiliano Conforti, un fotógrafo súper talentoso de la ciudad, me dijo que quería sacar fotos en algunas entrevistas del programa. Le dije que eso era muy aburrido. Terminamos en el café y dijimos ya vamos a hacer algo. Y este año empezamos con “Vuelta a la Manzana” a mapear el rock de la ciudad, sale como micro la entrevista por la radio y mientras recorremos la manzana con el músico, Maxi hace la suyo con la cámara. Saca fotos del espacio urbano, de las calles y los lugares que inspiraron a los músicos para crear su obra. El año próximo vamos a sacar un libro con las fotos y las entrevistas. Ese espacio representa un nuevo lugar de búsqueda, me interesa mucho el cruce de lenguajes y con “Vuelta a la manzana” hacemos un poco de radio, otro de foto, entrevisto desde la incomodidad que generan los ruidos, caminar, pensar y hablar, que siempre se complica cuando nos pasa todo junto. Además, es otro encuentro con los músicos que “nos cuentan como ciudad” a través de las canciones. Salimos a buscar esas marcas de la urbe en la música. Son distintas miradas sobre la historia del rock de Rosario que dan cuenta de la escena, de su tiempo. Creo que la ciudad, entre otras cosas, tiene para aportar al rock Argentino una escena muy nutrida de bandas que vienen de décadas anteriores y forjan la identidad musical de acá. Y nuevas camadas de bandas jóvenes que la están rompiendo y generan un constante random de nombres para agigantar el mapa musical del pago.

—El programa a su vez tiene un blog que es muy interactivo, intenso, ¿cómo es tu relación con internet, cómo es la relación tuya y del equipo con la web?
—Todos los integrantes del programa usamos mucho las redes sociales. Creemos que circula otra información por esa vía que es necesario complementar con la lectura de los medios tradicionales. El blog del programa se sustenta colaborativamente y da la posibilidad de ver y escuchar los contenidos del programa cuando quieras. La idea es que si no lo escuchas por la radio se puedan escuchar MTQN.
—¿Cómo te formaste, cuánto influyó tu tránsito entre tu ciudad natal y Rosario en tu formación?
—A los 12 años con mi primo Sebastián grabamos un casete imitando al Negro López, un crack de la conducción y animación de la ciudad de Gálvez, nos encantaba el programa que hacía. Gritaba y arengaba en la previa del boliche. Al ser muy chicos no íbamos al boliche aún pero nos juntábamos a grabar programas de radio. Un día le caímos con el casete y le dijimos: “Che, te imitamos en esta grabación”. Se cagó de risa y la puso al aire. Y de ahí nos quedamos haciendo un programa de radio los días sábados. En las ciudades más chicas siempre es más fácil entrar en una radio y hacer experiencia. Después ya lo tome como un trabajo y la verdad es que quiero hacer radio toda mi vida. Soy feliz. No tiene la exigencia de la tele, uno puede ser muy libre haciendo radio. Me vine a Rosario y estudié Comunicación Social y Locución. Esas carreras me dieron herramientas para seguir haciendo lo que me gusta y poder vivir de esto.
—¿Cuáles son las ventajas y desventajas del trabajo en Radio Universidad?
—El año próximo radio Universidad cumple 20 años y hace más de 10 que trabajo ahí. La ventaja es que pudimos armar un grupo de trabajo hermoso para hacer MTQN, donde cada uno aporta desde su lugar, la radio da esa posibilidad. La desventaja es que la radio podría llegar a mucha más gente.
—¿Cuál te parece que es el público promedio de MTQN y qué sorpresas te llevaste al respecto?
—Siempre es muy difícil saber quién te escucha. Tenemos mucha interacción con nuestros oyentes, el público promedio es “curioso”. También escuchan muchos universitarios y tiene un perfil bastante artie el oyente del programa. Pero incluso caímos en la cuenta de que es un público de edades dispares. Un día dijimos si podíamos ir a la casa de alguien a ver una película y cuántos se sumarían. Así comenzó el ciclo de cine “Tenemos que ver”: el dueño de casa decía cuántos podían ir a su casa y ahí notamos que los oyentes eran de edades muy diferentes.
—¿Qué programas, periodistas o conductores radiales podría decirse que te formaron a lo largo de tu vida?
—Los de Gálvez primero porque fueron los que escuché de chico. Oscar Felcaro, otro conductor de radio y TV de la ciudad me dio confianza para trabajar en los medios. Por otro lado era muy fanático de Rock&Pop, acompañaba a mi viejo a Buenos Aires con la idea de escuchar la radio y anotaba los separadores (los copetes) en un cuadernito, me gustaba mucho la artística de la radio y su actitud. No llegaba esa radio a mi ciudad así que escucharla en esos viajes era un flash. Cuando me vine a estudiar a Rosario no me perdía nunca el comienzo de ¿Cuál es? Era un programa que tenía todo lo que me gustaba escuchar en ese momento. También cuando llegué a Rosario descubrí un programa en Radiofónica que se llamaba Orejas de Burro, con el tiempo me enteré que era Pablo Franza el que lo hacía, cuando lo conocí le di las gracias por ese programa. Y sin dudas Coki Debernardi fue del que más aprendí, por el clima que generaba en las entrevistas en piso y sobre todo por su humor, en radio también hay que entretener y eso no se aprende fácilmente. Cuando hacíamos La Noche de Bárbara y Dick en Rock&Pop aprendí de música como de radio un montón y la verdad es que Coki fue el maestro de esas ceremonias.
—Tres discos que te hayan gustado mucho.
AM de Arctic Monkeys es un disco que me gusta mucho. Son la banda sonora de este tiempo, suenan modernos y tienen un vivo demoledor. A las influencias del pasado no las sobrevaloran, están atentos a hacer la música de este tiempo. Cerca de las nubes, de las Pelotas: también me gustaron las canciones de ese disco. Son 12 temas de los cuales la mitad son muy tranquilas desde lo musical y contundentes desde la lírica. Y la otra mitad del disco va súper al frente. Se puede escuchar como dos lados de un vinilo (Cara A, Cara B). Me interesa lo que hacen las bandas con las que uno creció del rock argentino. Es el disco en el que definitivamente se sacan la mochila de su historia y dan un giro importante. El último de Paul McCartney lo pasamos tema por tema en el programa y no podíamos creer que el tiempo pase y Paul siga sin pifiar nunca. Es un Beatle vivo y lo demuestra disco tras disco.
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—¿Y tres libros que te hayan gustado?
La ley de la ferocidad es una novela de Pablo Ramos que me marcó mucho. Ramos escribe como un boxeador, sus libros me noquean. Patti Smith, Éramos unos niños, me gustó por lo que ella cuenta sobre su vida antes de ser realmente conocida y su amistad con Robert Mapplethorpe. Es un libro de memorias de artistas entusiastas y apasionados. Boom La revista de Rosario, la antología de Osvaldo Aguirre: me gustó mucho meterme en la historia de la revista Boom. El de la revista fue un momento muy alto del periodismo de la ciudad que no me tocó vivir. Para eso los libros nos dan una mano inmensa. Salió poco tiempo la revista pero dejó su marca y a través del libro podemos acceder a esas historias los que gustamos de esa forma de hacer periodismo.