Lo primero que pensamos este domingo,
minutos antes de las 23, cuando nos llegó un correo de la Juvcentud
del PRO que denunciaba un afiche de los jóvenes radicales en el
que aparecían el millonario Mauricio Macri, el cómico Miguel Del Sel y el dirigente peronista Osvaldo Salomón enmarcando la frase de
Marx: “La peor pesadilla de cualquier sociedad es que los
ignorantes y los idiotas lleguen al poder”; lo primero que
pansamos, decíamos, fue en celebrar. “Más Propuestas, Menos
Agresión”, rezaba el comunicado del partido de Macri.
Sin embargo, pese a la adhesión que
pueda concitar la cita del filósofo vinculada con esos tres
personajes, el discreto festejo cedió paso al fastidio. La foto fue
tomada durante las últimas elecciones provinciales, las que llevaron
a Antonio Bonfatti a la Casa Gris y en las que el mismo Macri viajó
hasta Rosario para celebrar que Del Sel, un humorista de poca monta
que hizo carrera disfrazándose de mujer como en los asaltos de la
secundaria y cuya visión de lo público acaso no salga de los
umbrales del cabarute, había quedado a tres puntos de ser gobernador
contra una alianza que integraban socialistas, radicales e
“independendientes”, el Frente Progresista Cívico y Social cuya
fórmula encabezaron Bonfatti y el radical Jorge Henn. Es más, el
mismo Salomón se aparataría luego del PRO, donde acompañó a Del
Sel como candidato a vicegobernador, arguyendo
que su fórmula había ganado y por extraños motivos la
dirigencia del PRO habría preferido no reclamar los resultados de
los comicios.
En la foto, Del Sel y Macri festejan,
entre otras cosas, la ineptitud palmaria de un partido centenario que
alguna vez tuvo en sus manos Horacio Usandizaga y que hoy, por fuera
de algunas figuras que decidieron construir algo al margen de los
figurones ilustrados de siempre, han dejado al electorado a la
deriva, es decir, en manos de los ignorantes y los idiotas, como
antes sucedió con Carlos Alberto Reutemann.
Ignoramos si hay diálogo posible con
un partido como el PRO, cuyos objetivos más visibles son la
destrucción de la política y el encumbramiento de una gavilla de
millonarios que, como en el caso de Macri, hicieron crecer sus
fortunas a expensas de la deuda externa que estatizó Domingo
Cavallo. Estimamos que los votos obtenidos por el PRO son los de la
clase media enojada, desencantada de la política gracias a los
servicios de peronistas, socialistas y radicales. Desde el
socialismo, altas fuentes nos dicen que no, que en estas elecciones
el PRO no contará con el apoyo del peronismo no oficialista y que es
otro cantar. Acaso el mismo análisis hicieron los jóvenes radicales
y piensan que es lícito decir una “verdad” pese a que quien la
dice es responsable del lamentable camino con el que se construyó
esa “verdad”.
Nosotros pensamos que la pesadilla que
pregonó Marx es voraz y tuvo ya varios desenlaces en Argentina y
Santa Fe: las juntas paramilitares, el mismo Reutemann, Fernando De la Rúa (responsable a la
vez de los muertos de diciembre de 2001), o el presidente de
Anillaco, que gobernó 10 años.
A los jóvenes radicales no le pedimos
que callen lo que muchos pensamos, pero sobre todo le pediríamos que
no sean idiotas ni ignorantes a la hora de pensar las estrategias que
los devuelvan a la política. Porque Marx también dijo aquello de la la Historia se repite primero como tragedia y luego como farsa o comedia. Si lo próximo en la historia santafesina va a ser una pesadillesca comedia protagonizada por Del Sel, no nos quedan dudas de que los jóvenes radicales serán los bufones.
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