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lunes, 6 de febrero de 2012

el cuento judicial de la kodama

El escritor bonaerense Manuel Peyrou compartía con Jorge Luis Borges su amistad y su antiperonismo. Uno de los cuentos de su libro La noche repetida trata de un hombre que decide hacer perfecto su desasosiego rodeándose cosas feas. Claro que Peyrou era un esteta, sus argumentos y su puesta en escena era un ir y venir por los libros y los autores que lo habían conmovido, el mismo Borges, por ejemplo. María Kodama parece proceder de modo semejante: como si intentase llevar a un estado –no de perfección, quizás– de paroxismo cuanto se ha dicho de ella, cosas que vagan en estado de rumor o trascendido y ahora ella misma vuelve material, cristaliza, digamos, con una serie de decisiones judiciales muy desagradables.
Pablo Katchadjian. Imagen tomada del blog de Eterna Cadencia (espero que no se pasen de listos y me demanden á la Kodama).

El año pasado los abogados de Kodama entablaron un juicio contra el escritor español Agustín Fernández Mallo, que había publicado en la también pleitista editorial Alfagura el libro El hacedor (de Borges), remake (un título tan pavo informa suficiente sobre la obra): hete aquí que halló (o hallaron los abogados) que se trataba de un plagio en un volumen que, con mayores o menores luces, homenajeaba sin dudas al escritor argentino.
Pero ahora, es decir, esta semana, pongamos que el lunes que viene, la Kodama arremete judicialmente contra El Aleph engordado, un libro que el joven escritor argentino Pablo Katchadjian publicó en una edición de 200 ejemplares en la Imprenta Argentina de Poesía. Copio acá lo que arguyeron críticos y escritores grossos sobre la materia (con la esperanza de que una mala jugada de Vicodin no los lleve a hacerme juicio): “En ese texto –pone Damián Tabarovsky–, lleva las 4 mil palabras originales del cuento de Borges a 9.600 (de ahí el «engorde») con, según el autor, una sola regla: «No quitar ni alterar nada del texto original, ni palabras, ni comas, ni puntos, ni el orden. Eso significa que, si alguien quisiera, podría volver al texto de Borges desde éste»”.
Se trata, como otros textos de Katchadjian, de un experimento, una cita, un homenaje, como quiera llamárselo, pero no de un hurto, no de un ataque a la ley de propiedad intelectual, con la que los esbirros legales de Kodama quieren ahora lapidar a nuestro joven autor.
Katchadjian, nos informa Tabarovsky, será defendido por el abogado Ricardo Strafacce (autor de una gordísima biografía de Osvaldo Lamborghini que publicó Mansalva y amigos del finado Lamborghini, según nos confiara un día el editor, rechazaron financiar desde su lugar de poder con el argumento de que ni Borges tenía una biografía tan gruesa… en fin, paradojas). Por último, nuestro mencionado autor de la nota dice también que “el juez debe determinar si hace o no lugar a la demanda penal –¡sí, penal!– que la heredera de los colosales derechos de autor de Borges interpuso”.
¿No será que Kodama, como Peyrou, también está escribiendo su cuento del desasosiego, sólo que en papel membretado en Tribunales?

5 comentarios:

  1. Le felicito por el artículo. Estoy de acuerdo con él. Lo que está haciendo María Kodama es dinamitar a los herederos literarios de Borges. Pero estoy en desacuerdo con usted respecto al libro de Mallo, El hacedor (de Borges), remake. En primer lugar porque no ha sido acusado de plagio -plagio, según el diccionario, es cuando se toma una obra ajena con intención de hacerla pasar por propia, cosa que ni Mallo ni Katchadjian hacen; el propio título de ambas obras habla por sí mismo-, de modo que le sugiero que se informe mejor antes de poner por escrito sus opiniones. En segundo lugar, el libro de Mallo es un verdadero alarde de imaginación e inteligencia que dudo que usted haya tenido ocasión de leer íntegramente, lo que eleva su comentario a impostura intelectual. No entiendo cómo puede escribir acerca de lo que desconoce.
    Salud y buenos humos.

    Paco

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  2. Estimadísimo Paco, muchas gracias por comentar. Puede ser que me haya extralimitado en los adjetivos. Pero nunca dije que había leído el libro de Mallo. Eso no me impide sostener que el título es, según dicen en el barrio, una pedorrada. Además, el alarde no es una categoría ni literaria ni estética, incluso me animaría a decirle que quien hace mucho alarde, para usar la vieja fórmula, tiene muy poco que decir. En la nota están los enlaces, Paco, a las notas originales o de referencia para seguir el tema en profundidad, porque de eso se trata escribir en la red, puede ser que no haya sido muy preciso al poner "plagio", pero tampoco me interesaba mucho desplegar los argumentos de Fräulein Kodama y entendí, acaso con tosquedad, que así se entendía. Por último, siempre escribo sobre lo que no conozco, por eso precisamente escribo, Paco.

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  3. Querido Pablo, coincido con tu pensamiento en tu respuesta a Paco. Pero, a modo de aporte a tu nota, quiero apuntar un detalle. No es una inexactitud tuya, sino del link que citás al referirte a Manuel Peyrou. Seguramente ya lo sabías: Peyrou no nació en Buenos Aires, sino en San Nicolás de los Arroyos, aunque vivió y escribió siempre en Buenos Aires. Quizá por esa razón, los chauvinistas nicoleños, al igual que a otro nicoleño, Horacio Rega Molina, no lo reconocemos como un autor local (me incluyo para evitar la polémica). Sin darnos cuenta, quizá, que al igual que el vino, en literatura el terruño se lleva adentro.
    Mingo.

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  4. mingo querido, claro, por eso puse bonaerense y no porteño, pero es que decir que peyrou es arroyeño es también un invento. peyrou fue durante muchotiempo uno nickname

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  5. Acabo de leer en el diario q M Kodama iba a iniciarle juicio por plagio al autor del Aleph engordado. Me quedé pensando, con ese criterio Borges debería haber sido acusado de plagio por apoderarse de Martín Fierro en su cuento "El fin" o "Tadeo Isidoro Cruz" . En fin, más vale escribir y jugar con las palabras.No conocía al autor y me gusto mucho el Martin Fierro ordenado alfabeticamente.
    Saludos.

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