Con una obra muy breve e intensa, exigente, melancólica y
casi inhallable, Juan Manuel Inchauspe es uno de los poetas secretos más
influyentes. Escritores más jóvenes como Alejandro Rubio, Fabián Casas o Carlos
Battilana han señalado la importancia que tuvo para ellos la lectura de
Inchauspe, cuya Obra poética , su edición, constituye el principal
acontecimiento del 18 Festival
Internacional de Poesía que
se está realizando en Rosario.
“La brevedad de la obra de Inchauspe no es un defecto: es el
signo de un sistema de conocimiento literario. Su producción se retrae y se
concentra, a partir, si se quiere, de la auto-exigencia e incluso de la
auto-destrucción”, señala Sergio Delgado, responsable del libro, junto con
Francisco Bitar.
Salvo un corto período, que vivió en Rosario, Inchauspe
nunca dejó la ciudad de Santa Fé, donde nació en 1940. Admiraba la obra de Juan
L. Ortiz y de los poetas italianos: Ungaretti, Montale, Quasimodo, Pavese.
Tradujo a Drummond de Andrade y a Manuel Bandeira, entre otros brasileros. En
1965 editó una revista, Alto
aire , donde publicó sus
primeros poemas.
En 1975
publicó su primer libro, Poemas (1964-1975), en una edición
que lo incomodó bastante porque no se respetaron los espacios libres, los
“blancos” de las páginas que él había establecido. En su poema “La araña”,
escribió Osvaldo Aguirre, puede encontrarse una objetivación del ser del poeta tal
como parece imaginarlo Inchauspe. Dice el poema: “¿Cuál es,
exactamente, su mundo? No lo sé /… en medio de la oscuridad / y de las
palabras, / ella, la araña, emerge de pronto hacia la luz / y se aquieta de
golpe / atenta a todas las vibraciones / de la red. ” En 1985 publicó su
segundo y último libro: Trabajo nocturno , con apenas nueve
poemas.
Para Rubio,
“Inchauspe se atuvo a un repertorio limitado y lo ejecutó virtuosamente,
indiferente a que se lo escuchara o no. Así logró una poesía que merece el
nombre de sentimental (porque representa la realidad como objeto de aversión o
bien el ideal como objeto de simpatía). Logró una poesía que no necesita
apuntalarse en seguidores, antecedentes ni manifiestos y que deja su huella
aunque no se compartan sus presupuestos estéticos. Como para confirmar que este
cierto éxito póstumo no le hubiera importado ni mucho ni poco, dice por ahí: El
centro oculto de nuestra vida / es lo que importa . Y da por dicho todo”.
Fue un poeta
solitario que le escribió a la intimidad. Murió en el ´91.
“No hago
literatura”, decía, “mi poesía está más cerca de la vida que de los libros” . La poeta Estela Figueroa señaló, sin embargo, que sus poemas “no
contienen referencias al tiempo que le tocó vivir ni a los hechos particulares
del devenir de su existencia”.
Medio
centenar de poetas de todo el mundo participan en Rosario de este festival, que
se inició bajo la lluvia con una maratón de lectura que matizaron la recepción
de unos versos escritos por twitter y las palabras del intendente Miguel
Lifschitz. Este año, probablemente por una cuestión de edad de los
participantes, predomina una poesía joven, con marcas de cierto sincretismo
cultural, y una entonación rítmica un tanto oral. Por la mañana los poetas
realizan actividades comunitarias (visitas a escuelas, lecturas en la cárcel,
en un centro toba), por la tarde leen en alguna de las sedes y por la noche
leen en un bar.
Irene Gruss está
dando una intensa clínica de poesía. “Cuando viene alguien y me lee unos versos
donde cuenta cómo se emborrachó y se drogó en una fiesta, lo miro y le
pregunto: ¿Y a mí eso qué me importa?”.
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