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"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

viernes, 3 de enero de 2014

la era del frío

Es uno de esos días de pesadilla de aire acondicionado –para usar la frase del célebre novelista norteamericano–: el movimiento en la calle se percibe tras una vacilante cortina de calor. Eduardo Pire llega puntual a la estación de servicio donde quedamos en reunirnos. La barba larga, las bermudas, la camisa Ombú. “No, estuve tomando mate hasta recién”, dice al rechazar el café. Después de apagado el grabador del teléfono nos quedamos charlando un rato y dice que en febrero de 2013 renunció al cargo docente que tuvo durante 30 años en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR. Prefiere no explicar mucho. Pire es ingeniero agrónomo, investigador del Conicet y estuvo al frente de la cátedra de Ecología de aquella facultad. “Yo creo que no madura la sociedad por falta de dirigentes. Y faltan dirigentes porque la universidad falla en la formación ética y profesional  de sus dirigentes”, dice.
Hace unos días encontramos en la web un artículo muy bien fundado, escrito por el ruso Habibullo I. Abdussamatov –que leímos en inglés, el español sigue siendo paupérrimo en ciertos temas que circulan en internet– a propósito de las medidas del diámetro del sol y los cambios que comenzarán en 2014 en el clima global –Abdussamatov escribe a partir de la experiencia en la Estación Espacial, de la que se hicieron cargo los rusos con notable eficiencia. En concreto, el ruso aporta datos que desmienten la teoría del calentamiento global y anuncia una era de frío que se extenderá por unos 22 años. Entonces llamamos a Pire para consultarlo. Tras la entrevista y luego de leer el artículo, en un correo, Pire confirma lo que conversamos: “Con la medición precisa del diámetro del sol (Abdussamatov) «ve» cuanto nos emite y vamos para el frío extremo a mediados de este siglo, como él dice”.
En ese día tórrido es imposible casi imaginar el frío. Pire dice que en su actividad privada ha diseñado productos para compañías de seguro pero también ha acudido a esas compañías para que sus empresarios financien el boyado del Atlántico sur: con los datos que recogen las boyas de profundidad es posible tener mejores predicciones, lo que a la larga beneficiaría a las mismas aseguradoras. “Nadie quiere poner un peso”, concluye Pire, y agrega: “Acá, salvo Luis Blotta, hay muy poca gente que sepa de clima. El serviciometeorológico estuvo siempre a cargo de la Fuerza Aérea, que de lo único que se preocupaba era de saber cómo estaba el viento en los aeropuertos. Esto no tiene inversiones y vivimos de lo que llueve, porque sin lluvia nos morimos de hambre, entonces es una locura que no se hayan hecho las inversiones correspondientes”.
Imagen 45° aniversario de la "salida de la Tierra" en el sitio de la ISS.

—¿Es muy difícil pronosticar el clima?
—El clima regional y en todo el mundo es muy fácil de pronosticar, incluso con muchos días de anticipación, salvo en Sudamérica y en Argentina porque el Servicio Meteorológico y las empresas argentinas nunca hicieron las inversiones, entonces nunca tienen los datos.
—¿Cuáles son esos datos?
—El clima global tiene varios componentes que están todos estudiados. Lo más importante es la distancia del sol y después hay algunos componentes que operan de forma positiva o negativa. Por ejemplo, un volcán o una fosa marina que explota bajo el agua calienta el agua y provoca un Niño, un mega Niño. Y cuando el fenómeno está sobre el mar, al largar ceniza enfría el ambiente. Lo demás es todo mecánico. La mecánica de las envolturas fluidas. El problema de Argentina es que sería muy fácil tener buenas predicciones si tuviéramos el Atlántico boyado. Con boyas de profundidad, porque lamentablemente esto está comandado por cerebros muy chiquitos que nunca hicieron las inversiones y que incluso dividieron el planeta mal. Porque el océano más grande del mundo no es el Pacífico como todos dicen: eso depende de cómo los europeos dieron la vuelta al mundo. El más grande es el del hemisferio sur, el océano Austral que rodea la Antártida y ese océano no está estudiado, no está boyado. Entonces no se puede pronosticar el clima de Argentina.
—¿Y a nivel global?
—En el macroclima, el de la Tierra en general, en el 2013-2014 estamos en la proximidad del sol, luego nos vamos alejando por dos ciclos que son de 11 años cada uno, 22 años en los que va a haber menos energía, menos agua en el sistema, y más frío. Salvo que pase algo como una erupción volcánica, un meteorito, hay muchas cosas que pueden pasar que cambiarían el clima, que es algo dinámico. Pero el pronóstico es hacia años más fríos y secos.
—¿Y en qué queda la teoría del calentamiento global?
—La teoría del cambio climático y el calentamiento global es una mentira grande como una casa y los mentirosos que ganaron dinero durante más de diez o veinte años hasta tiene un premio Nobel, Al Gore. Una vergüenza científica mundial. Incluso hasta hay científicos de Rosario que trabajan en eso, porque dan plata en subsidios para eso. No saben ecología, porque el regulador de dióxido de carbono del planeta es el agua del océano, ahí hay otro error grave, el planeta tierra es en realidad el planeta océano, porque las tres cuartas partes del planeta es océano. O sea que venimos de un período de 22 años de acercamiento al sol. Claro, con calentamiento y más lluvias. Aumento de manchas solares: lo de las manchas solares se descubrió ya en el 1700. Y a principios de 1900 hubo una generación de genios que descubrieron tres o cuatro cosas muy importantes a nivel global: una de ellas, las glaciaciones y los períodos del frío en Europa –se descubrió que se debía a la proximidad o alejamiento del sol. El otro genio fue un alemán, que descubrió la tectónica de placas (Alfred Wegener, 1912), es decir, que los continentes se separaban, cosa que nadie le creyó nunca durante 50 años. Lo descubrió porque estaban los mismos fósiles en América y África, en los mismos estratos. Descubrió de forma muy indirecta cómo se movía la Tierra. Otra cosa es el descubrimiento del Niño, por un inglés (Gilbert Walker, 1914), quien tomó todos los datos a mano, a partir de información que le proveían los empleados del ferrocarril después de una gran hambruna que hubo en la colonia inglesa de la India. Cuarenta años después, un norteamericano que estudió su trabajo logró que se boyara el Atlántico norte y pudieron tener datos precisos.
—¿Entonces las teorías del calentamiento se sostuvieron por el dinero que venía de los países centrales?
—Ya cambiaron el discurso. En el primero momento hablaban de calentamiento global y ahora hablan de cambio climático. No sabía de dónde venía la teoría, pero hace muchos años ya dije “esto es una barbaridad”. El mar se está calentando porque hay más radiación, no porque quemamos más combustibles fósiles. En realidad fue todo una movida por dinero, porque cuando se dan estas movidas tan grandes hay detrás una macropolítica. Y a través de un mensaje con un colega de Harvard me dicen que querían reimponer, porque ya está la tecnología, la energía atómica. Claro, era algo que cerraba con las ideas de los verdes: para evitar el calentamiento que dicen que producen los combustibles fósiles querían reimponer las centrales atómicas. Tuvieron la mala suerte de que les pasó lo de Fukuyima.
Imagen del sol tomada desde la ISS.

—¿Y qué significa que habrá un enfriamiento durante 22 años?
—Implica menos agua. Porque el gran búfer para mantener la temperatura global es el agua: tanto lo que se evapora como lo que llueve, además de los vientos, etcétera. Un gasto energético muy grande que genera movimientos de masas. La energía que aporta el sol hace que este sistema funcione más. Llueve más en los océanos y en los continentes. Ahora, a medida que pase el tiempo va a haber menores cosechas, para colmo ahora tenemos una práctica que no es muy buena para la economía del agua en el suelo que es la siembra directa, que es un error tecnológico muy grande, porque no se acumula agua en el perfil. El agua que llueve torrencialmente se va. Entonces el perfil vive del agua que tiene, aparte es un sistema que se va autodestruyendo, porque se va planchando. Hace falta que haya rotación. Así como tendría que haber rotación de cultivos debería haber rotación de labores cada diez u ocho años. Y acá no lo hacemos.

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