El tema me es por completo ajeno. No miré en su momento a las celebridades locales serpentear en un caño erguido en estudios de televisión y no pienso volver atrás. Creo que esas apuestas a quemar la libido argentina eran muy claras en su objetivo: un padre, un hijo podían compartir en la mesa familiar sus más calientes fantasías. Esto es diferente. El baile del caño en un programa llamado Ucrania tiene talento (sí, tratándose de Ucrania podríamos ir en otra dirección, ¿no?) se parece más a esas exhibiciones de patín artístico en las que se pretende patinar y hacer piruetas sobre el aura. En fin, visto así, como una suerte de cosa "artística", este baile del caño tiene el encanto de devolver –ya que no un aura– cierto resplandor que, a falta de sublimación, ofrece al menos un precipitado libidinal.
No menos curioso es cómo llegué a Anastasia Sokolova: a través de videos que relacionó YouTube cuando terminé de ver unas piezas de efectos especiales recomendadas en WTF-Microsiervos.
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