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sábado, 19 de octubre de 2013

homeland: teología política

Podría decirse que la tercera temporada de Homeland empezó con el tercer episodio, "La torre de David" (el lugar existe, tal como lo presenta el episodio) en la que escuchamos o desde la que escuchamos el llamado teológico político de la serie. Es que desde el final de la segunda temporada, cuando vuelan el edificio de la CIA, cambia el paradigma ficcional de la serie: ya no es más esa cosa inminente del ataque, manejado desde las sombras y la intimidad de una política que hizo centro, hizo foco, se concentró en la vida privada y familiar de los americanos (la vida privada, secreta –por íntima y por religiosa–, es una cuestión de Estado), sino la cosa inmensa, abisal e ingobernable desde la diégesis de la serie, del gran atentado, del hueco que quedó luego de que atentaran contra el cuartel de la central de inteligencia. Pero "La torre de David" vuelve sobre el secreto. De nuevo Damian Lewis es un "prisionero de guerra", de nuevo está en la deriva existencial y ontológica, de nuevo eso que es políticamente se "confunde", muta en lo que es espiritualmente.
Veremos.



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