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"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

lunes, 17 de septiembre de 2018

la recesión que se viene

Tomado de TruthDig


Durante la crisis financiera de 2008, los bancos centrales del mundo, incluida la Reserva Federal, inyectaron trillones de dólares de dinero fabricado en el sistema financiero mundial. Este dinero fabricado ha creado una deuda mundial de $ 325 trillones, más de tres veces el PIB mundial. El dinero fabricado fue acumulado por bancos y corporaciones, prestados por los bancos a tasas de interés predatorias, utilizados para pagar los intereses de la deuda impagable o gastados en la recompra de acciones, proporcionando millones en compensación a las élites. El dinero fabricado no se invirtió en la economía real. Los productos no fueron fabricados y vendidos. Los trabajadores no fueron reintegrados a la clase media con ingresos sostenibles, beneficios y pensiones. Los proyectos de infraestructura no fueron llevados adelante. El dinero fabricado volvió a inflar burbujas financieras colosales construidas sobre la deuda y empapeladas sobre un sistema financiero fatalmente enfermo destinado al colapso.
¿Qué desencadenará el próximo desplome? ¿Los $ 13.2 trillones en deuda insostenible de hipotecas de los hogares estadounidenses? ¿Los $ 1.5 trillones de deuda estudiantil insostenible? ¿Los miles de millones que Wall Street ha invertido en una industria de fracking que gastó 280 milmillones de dólares más de lo que generó en sus operaciones? Quién sabe. Lo que es cierto es que un colapso financiero global, uno que empequeñecerá el colapso de 2008, es inevitable. Y esta vez, con tasas de interés cercanas a cero, las élites no tienen un plan de escape. La estructura financiera se desintegrará. La economía global entrará en una espiral de muerte. La ira de una población traicionada y empobrecida me temo que potenciará aún más a los demagogos derechistas que prometen venganza contra las élites globales, la renovación moral, un renacimiento nativista que anuncia el regreso a una mítica edad de oro, cuando los inmigrantes, las mujeres y las personas de color conocían su lugar, y un fascismo cristianizado.
Viñeta de Joe Sacco en Days of Destruction, Days of Revolt. Tomada de National Post.

La crisis financiera de 2008, como señala la economista y columnista de TruthDig Nomi Prins, “convirtió a los bancos centrales en una nueva clase de corredores de poder”. Saquearon los tesoros nacionales y amasaron billones de dólares en riqueza para convertirse política y económicamente omnipotentes. En su libro Confabulación: Cómo los banqueros centrales armaron el mundo, escribe que los banqueros centrales y las instituciones financieras más grandes del mundo manipulan fraudulentamente los mercados globales y usan dólares fabricados o, como escribe, “dinero falso” para inflar burbujas de activos para obtener ganancias a corto plazo mientras nos conducen a “un peligroso precipicio financiero”.
“Antes de la crisis, estaban durmiendo al volante, en particular, la Reserva Federal de los Estados Unidos, que se supone es el principal regulador de los principales bancos de Estados Unidos”, dijo Prins cuando nos reunimos en Nueva York. “Se hizo un trabajo horrible al hacer eso, y es por eso que tuvimos la crisis financiera. Se convirtió en un desregulador en lugar de un regulador. A raíz de la crisis financiera, la solución para solucionar la crisis y salvar a la economía de una gran depresión o recesión, cualquiera que sea la terminología que se usó en un momento dado, fue fabricar trillones y trillones de dólares en un éter electrónico.”

Dieciséis millones de niños

La Reserva Federal entregó aproximadamente 29 trillones de dólares de este dinero fabricado a bancos estadounidenses, según investigadores de la Universidad de Missouri. ¡Veintinueve trillones de dólares! Podríamos haber proporcionado matrículas universitarias gratuitas a cada estudiante o haberlo invertido en el sistema de salud universal, reparar nuestra infraestructura deteriorada, haber hecho la transición a energía limpia, perdonar la deuda estudiantil , aumentar los salarios, rescatar a propietarios de viviendas bajo el agua, formar bancos públicos para invertir a bajas tasas de interés en nuestras comunidades, proporcionar un ingreso mínimo garantizado para todos y organizar un programa de empleo masivo para los desempleados y subempleados. Dieciséis millones de niños no se irían a la cama con hambre. Los enfermos mentales y las personas sin hogar (una cifra estimativa de 553.742 estadounidenses no tienen hogar cada noche) no se quedarían en las calles ni encerrados en nuestras cárceles. La economía reviviría. En cambio, se entregaron 29 trillones de dólares en dinero fabricado a gángsters financieros que están a punto de hacer que la mayor parte se evapore y nos sumerja en una depresión que rivalizará con la crisis mundial de1929.
Kevin Zeese y Margaret Flowers escriben en el sitio web PopularResistance.org: “Una sexta parte de esto podría proporcionar un ingreso básico anual de 12,000 dólares, que costaría 3,8 billones de dóalres anuales, duplicando los pagos de la Seguridad Social a 22,000 dólares anuales, lo que costaría 662 mil millones de dólares, una bonificación de 10,000 para todos los maestros de escuelas públicas de EEUU, que costaría 11 mil millones de dólares, una universidad gratuita para todos los graduados de la escuela secundaria, que costaría 318 mil millones de dólares, y preescolar universal, que costaría 38 mil millones de dólares. La mejora nacional de Medicare (el sistema gratuito de salud) para todos en realidad ahorraría a la nación billones de dólares en una década.”
Una cláusula de emergencia en la Ley de la Reserva Federal (Fed) de 1913 le permite a la Fed proporcionar liquidez a un sistema bancario en apuros. Pero la Reserva Federal no se detuvo con la creación de unos cientos de miles de millones de dólares. Inundó los mercados financieros con absurdos niveles de dinero fabricado. Esto tuvo el efecto de hacer que la economía pareciera como si hubiera revivido. Y así fue para los oligarcas, que tenían acceso a este dinero fabricado, mientras que para nosotros, no.

Activos tóxicos

La Fed redujo las tasas de interés a casi cero. Algunos bancos centrales en Europa instituyeron tasas de interés negativas, lo que significa que pagarían a los prestatarios para que tomaran préstamos. La Fed, en una inteligente parte de la contabilidad, incluso permitió a los bancos en apuros utilizar estos préstamos sin intereses para comprar bonos del Tesoro de los EEUU. Los bancos devolvieron los bonos a la Reserva Federal y recibieron un cuarto de porcentaje de los intereses de la Reserva. En resumen, a los bancos se les prestó dinero prácticamente sin intereses por parte de la Fed y luego se les pagó intereses de la Fed sobre el dinero que pidieron prestado. La Fed también compró activos hipotecarios sin valor y otros activos tóxicos de los bancos. Dado que las autoridades de la Fed podían fabricar tanto dinero como quisieran, no importaba cómo lo gastaran.
“Es como ir al baratillo que alguien hace en su garage y decir: ‘Quiero esa bicicleta sin ruedas’. Te pagaré 100 mil por eso. ¿Por qué? Porque no es mi dinero ‘‘, dijo Prins.
“Esta gente ha manipulado el sistema”, dijo sobre los banqueros. “Hay dinero fabricado en la parte superior. Se utiliza para aumentar los activos financieros, incluidas las acciones. Tiene que venir de algún lado. Como el dinero es barato, hay más préstamos a nivel corporativo. Hay más dinero prestado a nivel gubernamental “.
“¿A dónde vas a ir para pagarlo?”, es la pregunta que ella se hizo. “Vas a la nación. Entrás en la economía. Extraés dinero de la economía fundacional, de los programas sociales. Así se impone la austeridad.”
Dada la pasmosa cantidad de dinero fabricado que tiene que pagarse, los bancos necesitan construir grupos de deuda cada vez mayores. Es por eso que cuando uno llega tarde a pagar la tarjeta de crédito, la tasa de interés sube al 28 por ciento (nota del traductor: en Argentina puede superar el 75 por ciento). Esta es la razón por la que si uno se declara en quiebra, sigue siendo responsable de cancelar su préstamo estudiantil, incluso cuando un millón de personas dejan de pagar préstamos estudiantiles al año, y se espera que el 40 por ciento de todos los prestatarios incumplan los préstamos estudiantiles para 2023. Por eso los salarios están estancados o han disminuido, mientras que los costos, desde la atención médica y los productos farmacéuticos hasta los aranceles bancarios y los servicios básicos, se disparan. La servidumbre de la deuda forzada crece para alimentar a la bestia hasta que, como ocurre con la crisis de las hipotecas “subprime”, el sistema predatorio falla debido a los incumplimientos masivos. Llegará un día, por ejemplo, como en todas las burbujas financieras, cuando las ganancias proyectadas de forma optimista de industrias como el fracking ya no serán una excusa efectiva para seguir inyectando dinero en empresas en dificultades agobiadas por deudas que no pueden pagar.
“Las 60 firmas de exploración y producción más grandes no están generando suficiente efectivo de sus operaciones para cubrir sus gastos operativos y de capital”, escribe Bethany McLean sobre la industria de fracking en un artículo titulado “The Next Financial Crisis Lurks Underground” (“La próxima crisis financiera asecha en el subsuelo”) que apareció en The New York Times. “En conjunto, desde mediados de 2012 hasta mediados de 2017, tuvieron un flujo de caja libre negativo de $ 9 mil millones por trimestre”.
El sistema financiero global es una bomba de relojería. La pregunta no es si explotará, sino cuándo explotará. Y una vez que lo haga, la incapacidad de los especuladores globales para usar su dinero fabricado a un interés cero por sus papeles sobre la debacle desencadenará desempleo masivo, precios altos para las importaciones y servicios básicos, y una devaluación en la que el dólar se volverá casi inútil al ser abandonado como moneda de reserva mundial. Este tsunami financiero hecho a medida transformará a los Estados Unidos –que ya es una democracia fallida– en un estado policial autoritario. La vida será muy barata, especialmente para los trabajadores indocumentados vulnerables, los musulmanes, los negros pobres, las niñas y las mujeres. Los críticos anticapitalistas y antiimperialistas serán calificados como agentes de las potencias extranjeras, que serán demonizados y perseguidos por el colapso. Las élites, en un intento desesperado de aferrarse a su poder desenfrenado y riqueza obscena, destriparán lo que queda de los Estados Unidos.
Imagen tomada de NPR.

* Chris Hedges publicó este artículo en TruthDig, donde escribe cada semana. Como periodista ganó el Premio Pulitzer y es autor de 12 libros, entre ellos varios best-sellers. Esx profesor en el programa de grado universitario ofrecido por la Universidad de Rutgers a presos del estado de Nueva Jersey y ministro presbiteriano ordenado hace seis años. Su libro Daysof Destruction, Days of Revolt (“Días de destrucción, días de revuelta”, 2012), cuyo coautor es el reconocido dibujante Joe Sacco fue un éxito de ventas. Entre sus títulos también figuran Imperio de la ilusión: el final de la alfabetización y el triunfo del espectáculo (2009), No creo en los ateos (2008) o Fascistas estadounidenses: la derecha cristiana y la guerra en Estados Unidos (2008). Fue corresponsal en América Central, Medio Oriente, África y los Balcanes. Reportó desde más de 50 países para “The Christian Science Monitor”, “National Public Radio”, “The Dallas Morning News” y The New York Times. Habla árabe, francés y español y estudió clásicos, incluidos griego antiguo y latín, en la Universidad de Harvard. Enseñó en la Universidad de Columbia, la de Nueva York, la de Princeton y la de Toronto. Comenzó su carrera como corresponsal de la Guerra de las Malvinas desde Argentina para la National Public Radio. En 2012, Hedges demandó al presidente Barack Obama por la Sección 1021 de la Ley de Autorización de Defensa Nacional, que revocó la Ley Posse Comitatus de 1878 junto con sus prohibiciones contra los militares que actúan como una fuerza policial interna. En 2014 fue ordenado como ministro de testimonio social en una ceremonia en la Iglesia Presbiteriana.

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