La serie Fargo está
ligeramente basada en la
película de los hermanos Coen o, mejor, la película ofrece un escenario,
unos personajes a partir de los cuales la serie comienza una fuga.
Matt Zoller Seitz escribe en Vulture
que los ambientes iluminados por los tubos fluorescentes, como la sala de
espera de hospital en la que el vapuleado Lester Nygaard (Martin Freeman) se
encuentra al solitario asesino Lorne Malvo (Billy Bob Thronton)
definen a la tira mejor que los exteriores desérticos y nevados del film. Es
cierto, si bien los episodios conservan cierta lealtad al universo narrativo de
los Coen, también son fieles a la escenografía televisiva, que propende a la
intimidad. Claro que también hay mucha nieve, mucho frío; muchos “yah”.
Imagen de Micropsia.
Creada
por Noah Hawley (responsable
de Bones), la
primera temporada de Fargo (que
arrancó en su canal de origen, FX, el 15 de abril pasado) tendrá diez episodios
en las que se cerrará la historia, más allá de que haya otra temporada.
También
la serie comienza con la leyenda de que se trata de una historia real en la que
se modificaron los nombres a pedido de los vivos y se respetaron los hecho en
honor a los muertos, sin embargo, los dos asesinos que en el film interpretaban
Steve Buscemi y Peter Stormare aparecen transfigurados y podrían caber en los
roles que en la serie encarnan Adam Goldberg y Russell
Harvard, sin embargo, las diferencias entre la serie y la película se parecen a
las diferencias entre universos paralelos en, por ejemplo, la serie Fringe.
Por eso, el punto inicial sentado por la película es un punto de fuga para la
película.
El
asesino que interpreta Thornton, cínico e instigador, se parece a otros
asesinos de los Coen, pero no está en el film. Tampoco la policía embarazada
que encarnara Frances
McDormand, personaje que parece haberse desdoblado en dos, la esposa del
jefe de policía (que está embarazada) y la agente que interpreta brillantemente
Allison Tolman.
Tampoco
el personaje central que hacía William H. Macy (el vendedor de autos) coincide
con el de Freeman (un vendedor de seguros maltratado por su esposa, a la que
termina asesinando en el primer episodio).
De algún modo, con los rasgos de humor negro que
caracterizan a los Coen y son herencia –de algún modo– de los yeites de Ring Lardner, en la
serie nos encontramos con los pactos con que Alfred Hitchcock solía enseñarnos
el Mal en films como Extraños en
un tren, aunque sin su horizonte redentor.
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