Doce episodios tendrá (en CDA sólo hay cinco hasta ahora). La historia más evidente nos cuenta el derrotero de dos hombres, el esposo y el amante de Valentina (Emilia Attías), una bióloga que muere en los Esteros del Iberá, Corrientes, en lo que la policía primero califica como accidente y la investigación que lleva adelante su amante (Germán Palacios) comienza a delinear como un asesinato. Valentina envía unas muestras de agua de los esteros a sus colegas del Conicet en Buenos Aires y allí descubren que esas muestras tienen un alto contenido en cromo, letales cantidades de cromo. Sospechamos que su investigación compromete a la curtiembre que, desde Capital Federal, administra el padre (interpretado por Daniel Veronese) de su tesista y amiga (Malena Sánchez). Entonces, al principio la intriga es quién mató a Valentina.
La serie se filmó en Corrientes, la base Marambio de la Antártida (donde están el esposo --Guillermo Pfenning-- y el amante de Valentina cuando ella muere), el Calafate y Buenos Aires, centro neurálgico de todo el film y de la investigación que se desarrolla dentro de la ficción.
En Télam, leemos: “Creada a partir de cuentos del periodista Martín Jáuregui, productor asociado, Cromo cuenta con el asesoramiento del biólogo Fernando Meijide del Conicet, ya que las cuestiones relacionadas con la ecología y los daños causados al medio ambiente se basan en hechos y datos reales.
“’Se intenta mostrar esa faceta ardua de las geografías
elegidas, por eso cuando alguien destaca la belleza de postal que caracteriza a
ciertos paisajes no representa del todo un elogio, la intención es que se vea
algo más, la fuerza de los lugares, sus secretos’, detalla Nicolás Puenzo.” ( La serie ganó el concurso Prime Time 2015 de Fomento TDA
(Televisión Digital Abierta), organizado por el INCAA y el Ministerio de
Planificación Federal. Según Lucía Puenzo, que descree a esta altura del ráiting y apuesta a la difusión de la serie en plataformas digitales, ya hubo llamados de Netflix para comercializarla).
Lo que nos entusiasma de Cromo es que hay en su puesta en escena una escritura, a diferencia de muchas otras series hechas en Argentina, donde la falta de industria impide pensar en series en términos fílmicos o escriturarios.
Es decir, hay acá una lectura del pasado que incluye a los personajes (les relaciones de Valentina con su esposo --el insoportable actor Guillermo Pfenning, que nos recuerda siempre al quejumbroso Miguel Ángel Solá: actores hechos para el cuerpo a cuerpo del teatro e inútiles para la pantalla-- y Palacios) y a la trama (el pasado de un paisaje humano de los Esteros del Iberá a la Base Marambio, de un paisaje social y geográfico). Y es de esa lectura que surge una intriga, un misterio que excede al whodunnit, el quién mató a quién: nos introducimos en esa intriga como si se tratara, a nivel genérico, de un drama nacional (como lo fue el Martín Fierro, por ejemplo), que excede las controversias personales y, a la vez, las reclama.
El modo en que Veronese se perfila como villano (con todo lo que a la ficción argentina le cuesta generar villanos) es acaso el "punctum" de esta magnífica serie.
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