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martes, 24 de noviembre de 2015

dos series inglesas

Bien, para los que buscan en la pantalla chica algo que, más allá de su calidad, traiga el sello de calidad europeo, la televisión inglesa estrenó dos series, a falta de una, con unos preciosos temas decimonónicos.

1827

La serie se estrenó en la televisión privada de Reino Unido el 11 de noviembre y marca el retorno de Sean Bean (Eddard Stark en la primera temporada de “Game of Thrones”) a la tevé. Se llama “The Frankenstein Chronicles” y se emitirá también en Estados Unidos pero en 2016. Por supuesto, se consigue en internet.
Ambientada en la Londres de 1827, “The Frankenstein Chronicles” recrea el mito del monstruo del doctor Frankenstein –la novela de Mary Shelley transcurre en una villa y el monstruo ataca en los bosques que la rodean– en una época en que Inglaterra se asentó ya sobre la modernidad que trajo la revolución industrial y el capitalismo global. En otras palabras, Londres es la cabeza de un imperio que crea monstruos y se enfrenta a un monstruo propio.



Sean Bean es el inspector de policía John Marlott, quien después de una operación policial en el río Támesis para detener a una banda de traficantes de opio, descubre un cadáver que lo horroriza: no se trata de un niño, sino de un grotesco pastiche de partes de cuerpos de niños unidos mediante costuras.
Es la época en que nace la literatura policial y la fantástica (la de terror), de modo que la serie puede verse, al modo de “Penny Dreadful” o “American Horror Story”, como una reflexión sobre el género mismo.


Marlott investiga quién es el demoníaco creador de estos cuerpos rehechos y reanimados y a la vez nos ofrece un recorrido por la Londres casi imperial de esos años: el submundo de la prostitución, el tráfico de drogas, el robo de cadáveres, los homicidios con fines de lucro –cuya investigación no son aún de interés para la literatura– y otros vicios. Mientras tanto, nuestro detective se enfrenta a la casta médica y a las fuerzas políticas que llevan adelante el progreso científico.
Una interpretación ya clásica señala que Frankenstein no es sino una metáfora del terror que inspiraron a las clases dirigentes europeas las masas que llevaron adelante la Revolución Francesa una década antes de la aparición de la novela. ¿Cómo funciona hoy esa metáfora, con Inglaterra retirada del epicentro imperial?
Por ahora “The Frankenstein Chronicles” se anunció como una miniserie de seis episodios. Acaso su estreno en Estados Unidos la lleve a una segunda parte que no está aún confirmada.

 1930

La Londres de un siglo más tarde, 1930, el período de entreguerras en el que muchos ingleses comenzaban a fascinarse con las ideas fascistas, también es el escenario de “Jekyll y Hyde”, que comienza en una clínica de vacunación en Ceilán (hoy Sri Lanka), en la que el doctor Robert Jekyll trabaja junto con su padre adoptivo hasta que un accidente lo lleva a mostrar su fuerza descomunal.


Vagamente basada en la novela de Robert Louis Stevenson, el Jekyll que conocemos en esta serie estrenada el 25 de octubre pasado, es el nieto del creador de Hyde.
Parte fantasía, comedia y quién sabe qué, la historia fue trasladada a la década de 1930 y en lugar del original y célebre Dr. Jekyll tenemos a Robert Jekyll (Tom Bateman), su nieto, quien en lugar de beber una poción y convertirse en un monstruo heredó un defecto genético que le otorga una fuerza sobrehumana y maligna, además de inclinarlo hacia la bebida y el sexo cuando el señor Hyde asoma en su doble personalidad, una suerte de Súperman decadente y británico.

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