Un nuevo cuaderno de apuntes: Diego Giordano –a quien podemos leer, entre otros sitios, en La música de Santa Fe– no sólo encontró dónde dejar sus anotaciones sobre música, sino que halló un nombre envidiable, La conspiración del ruido. A propósito, la última entrada dice, precisamente: "A veces un nombre realiza, de modo deliberado y contundente, el sentido
de aquello que nombra, mezcla identidad y destino en una sola entidad.
Ejemplos: Joyce bautizó su gran novela con el nombre del primer viajero
de la literatura occidental, el futbolista Cristiano Ronaldo se llama
así porque su padre es un hombre de fe que admira a Ronald Reagan, Kurt
Cobain necesitaba volver al calor del vientre materno y por eso el
último disco de Nirvana lleva como título In Utero…"
Mucho más que 140 caracteres, por suerte.
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