El Museo Histórico
Provincial de Rosario “Dr. Julio Marc” inaugura el 8 de julio –a 75 años de su
fundación– la muestra Arqueologías de un
pasado americano, de los Andes al Paraná, que exhibe su colección de piezas
de culturas indígenas, que confronta con los hallazgos que produjo la
investigación científica que entre 2006 y 2010 precisó el lugar donde estuvo el
Fuerte de Sancti Spiritus –en Puerto Gaboto–. Una nueva oportunidad en la que
la institución revisa críticamente el modo en que se construyó la historia
nacional y la de la ciudad.
Junto con la celebración de los 75 años del Museo Histórico Provincial de Rosario Julio Marc –fundado en julio de 1939–, la institución inaugura el 8 de julio de 2014 a las 19 la muestra Arqueologías de un pasado americano. De los Andes al Paraná, que exhibe piezas de lo que en sus orígenes Julio Marc y Ángel Guido llamaron la sala de “Arte Americano” –es decir, piezas de las culturas originarias–, junto con las que aportó la investigación arqueológica que entre 2006 y 2010 pudo precisar la locación exacta del Fuerte Sancti Spiritus –en la localidad de Puerto Gaboto–, primer asentamiento europeo en el sur del continente entre 1527 y 1529.
Dados de hueso y cuentas de colores halladas en la excavación de Sancti Spirtitus.
Como viene haciéndolo en esta nueva etapa, la muestra es también una ocasión para revisar críticamente y en retrospectiva los criterios y los conceptos sobre los que se fundó el Museo Histórico Provincial de Rosario Julio Marc.
Parte de las piezas de la sala que ahora
abre el camino a las dos ya inauguradas de Arte
Colonial son menos fragmentos de historia que pruebas de una teoría
estética, la del “arte mestizo”. El Museo fue un gran artefacto de narrativa
política e ideológica que le permitió a Julio Marc y Ángel Guido contar la
historia de una identidad en construcción en la que ciertas “civilizaciones”
originarias se integraban a través de su “arte” –y sin conflicto aparente– con
el pasado colonial e hispánico para dar a luz la “Historia Patria”.
Páginas de La civilización chaco-santiagueña, de los hermanos Wagner. El libro está en la biblioteca del MHP.
El museo, que iba a ser “Científico”, según la denominación del proyecto entre 1936 y 1937, cambia a “Histórico” con la adquisición de cientos de piezas de la “civilización chaco-santiagueña” encargadas a los hermanos Wagner dos años antes de la inauguración del Museo.
La “sección precolombina, destinada a
evocar las viejas civilizaciones de América”, según palabras pronunciadas por
Julio Marc el 8 de julio de 1939 –al inaugurar el MHP– contuvo huacos, tejidos
preincaicos, cerámica, utensilios, joyas, estatuillas; piezas en las que el
fundador se sorprende por “su colorido y su belleza”, con lo que se hace “una
idea de lo que fueron estos pueblos”.
Marc, como Ángel Guido, veía en las piezas
exhibidas aquí un “arte indígena”, antes que su historia. Discípulos de Ricardo
Rojas y seguidores de los conceptos vertidos en Eurindia,
los fundadores del Museo entendieron que mediante la arqueología se accedía al
“conocimiento estético” de este arte y así desarrollar una sensibilidad
estética americana integrada a la formación de una conciencia nacional.
Es que la historia nacional que se
construirá en el Museo, la “Historia Patria”, es también la construcción de la
ciudad de Rosario, que dejaría de ser un “granero” de “consumidores
intelectuales” para generar productores. Pero, sobre todo, una ciudad que
pudiera disputarle centralismo a Buenos Aires, de la que debía independizarse
culturalmente. En ese sentido el proyecto de Marc y Guido recoge los principios
americanistas que en los años 20 habían postulado los intelectuales rosarinos
reunidos alrededor de la revista “El Círculo”, entre
quienes se contaba a Alfredo Guido, hermano de Ángel.
Arriba: Botella asa puente fitomorfa de cerámica, cultura Nasca (100aC-700dC). Abajo, misma cultura: Botella asa puente, representación de seres antropomorfos y serpientes, de cerámica.
El MHP será también la primera institución en incorporar en la sala de “Arte Americano” testimonios de las culturas originarias que hasta ayer eran relegadas a los museos de ciencias naturales, como si se tratara de datos de la naturaleza, por fuera de la historia.
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