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martes, 19 de abril de 2011

v > el regreso de los muertos vivos

 Arriba: Marc Singer y Elizabeth Mitchell. Abajo, Jane Badler en túnica blanca, como corresponde a una revivida.

La segunda temporada de V (2009) terminó —en Estados Unidos, donde se emitió a través de ABC: no nos pregunten qué canal la pasa o la pasó en el país— el 15 de marzo pasado. Es un refrito de la serie que vimos en 1983, V, invasión extraterrestre, y si antes fue la historia de una invasión alienígena, este refrito la convirtió en el regreso de los muertos vivos cuando introdujo, en esta segunda temporada —es incierto si habrá una tercera o no—, a Jane Badler y Marc Singer (Diana y Donovan, respectivamente, en la serie original de los 80: la líder de los invasores y el líder de la resistencia). Nadie puede pedirle verosimilitud a una serie de estas características, es más, se agradece que el rol principal fuese para Elizabeth Mitchell (la Juliet de Lost), pero por lo menos podrían tener la delicadeza de respetar las autoreferencias. A ver: si ya hubo una avanzada de los invasores en el pasado, ¿qué pasó con ese pasado? Luego, si ya el público fue educado en las persecuciones ultra tecnologizadas de 24 (¡ocho temporadas!), y si V (2009) tiene pretensiones similares —porque los invasores traen una tecnología muy sofisticada—, por respeto al espectador deberían cuidar algunos detalles. Las chicas, sobre todo las invasoras, están bárbaras, claro, ¿qué esperaban? Salvo cuando pelan unas mandíbulas y unos colmillos de tiburón para devorarse de vez en cuando algún macho reproductor, pero como en el último episodio la víctima es Logan Huffman, no podemos menos que estar agradecidos. ¿Por qué verla entonces? Nos extraña la pregunta: porque la misión de la televisión es hacer series de ciencia ficción.




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