«La ontología del Uruguay, la hizo Borges. Recuerden su comentario a The Purple Land, la novela de Hudson que cuenta un viaje cruzando de norte a sur todo el Uruguay. Borge dice que es la mejor novela argentina. Pues el Uruguay es el locus del realismo argentino, la escena donde se representa la realidad de la Argentina —que no se representa en la Argentina, la patria por excelencia de la representación. El Uruguay es una Argentina miniaturizada, es decir objeto artístico a priori. Por otro lado, el Uruguay se ajusta a la teoría borgeana del realismo. Él decía que la acción de sus cuentos prefería ubicarla en una época no demasiado próxima al presente, para que los lectores no pudieran encontrar defectos de realismo, pero tampoco demasiado alejada, para que no los encontraran los historiadores. Unos cincuenta o sesenta años. Sólo algún viejo improbable estaría en condiciones de localizar un error... En una palabra, para Borges la ficción es lo inverificable. Traspuesto el método del tiempo al espacio, el Uruguay resulta el paisaje obligado del escritor argentino. Digamos que si Borges es el teórico de esta situación, Onetti es su poeta.
«Entre paréntesis (creo que éste ya está dentro de otro, pero no importa, porque seguimos con Copi) recuerdo el epígrafe de Rayuela: "Nada mata a un hombre como obligarlo a representar un país". Los países-representación son a su vez representados por hombres. Nunca un hombre representa tan cabalmente a un país cono en la guerra: ahí muere de veras por hacerlo. Esa es la violencia del exilio. El Uruguay, donde los padres de Copi estuvieron exiliados, ofrece en ese sentido una solución peculiar para argentinos.»
Copi. Imagen de Valentín Roma.
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