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lunes, 14 de marzo de 2011

gente a la que le va bien


Fui a cubrir la presentación de Miguel Del Sel candidato a gobernador de Santa Fe por el PRO. Se publicó en el diario digital.Y después me quejo de los que escuchan música a todo volumen en el auto. El que no vio estas cosas no conoce la mersada.

La cosa era más o menos así: si uno juntaba los argumentos de Miguel Del Sel —el cómico santafesino que ridiculiza homosexuales trasvistiéndose en los escenarios— y de Mauricio Macri —intendente o jefe de gobiernos de Buenos Aires—, la candidatura a gobernador de Del Sel por el PRO habría surgido de algunos asados en los que él y Macri se juntaron y, como cualquier hijo de vecino, hablaron “con el corazón” y se dijeron que qué barbaridad, que qué mal estaban las cosas. Algo por el estilo. Porque esto de que son todos amigos y de que su discurso es más bien emotivo es lo que flotó el viernes a la tarde en la mesa de la confitería del hotel Plaza Real, donde se que se presentó el candidato y el intendente, o jefe de gobierno. Bajo esa categoría, la de “amigos”, también se reunían otras figuras: el empresario futbolístico Ricardo Sliper (candidato a intendente de Rosario), Osvaldo Salomón (intendente de Chabás y candidato a vicegobernador), el candidato a primer diputado Norberto Nicotra, la actual concejal Laura Weskamp y un muchacho de nombre Rodrigo, perteneciente a las juventudes del PRO.
La mecánica de esos encuentros —siempre de acuerdo al relato fragmentado que soltaban los contertulios ese viernes en la cafetería del hotel— era más o menos la de cualquier reunión de amigos: se hablaba de política y Macri alentaba a participar, a dejar de ver el problema “desde la tribuna”. Porque sentimientos y metáforas estuvieron a la orden del día en la presentación. Se entiende que se trata de la tribuna de fútbol: origen de la mayor parte del lenguaje figurado con el que se habló esa tarde. Sin embargo, allí en la mesa había un ex presidente de Boca Juniors, un representante de jugadores y, por allí, entre el público, “dando su apoyo” (Macri dixit), también estaba el Pato Abondanzieri, jugador de balompié cuyo arribo —unos veinte minutos antes que la comitiva oficial— generó satisfacción entre la concurrencia.
Lo que dijo Miguel Del Sel durante su presentación fue de algún modo lo que ya había dicho más temprano en radios y canales de televisión donde lo entrevistaron: Rosario y Santa Fe podrían estar mucho mejor, no debería haber pobres y la Circunvalación, así como muchas de las rutas por las que circula en ocasión de hacer un show —con su trío de humor Midachi, se entiende— están llenas de pozos, lo que hace el viaje muy poco confortable, etcétera.
Entre la concurrencia —poco más de un centenar de personas entre las que resultaba difícil distinguir asesores, candidatos y público en general— no había un despliegue de producción demasiado estridente. De hecho, había más camisas Legacy que Tomy Hilfiger, por ejemplo. Y muy pocos sacos; menos todavía, pantalones pinzados; muchas zapatillas Adidas de suela baja y algunos mocasines náuticos. Es cierto que entre las damas la tendencia era el pelo lacio y rubio, aunque no siempre original, pero con muy buenas tinturas. Y poco bronceado. A tal punto que el más bronceado de todos los presentes era el fotógrafo Quique Galletto que hizo una sesión de fotos privada con Miguel Del Sel.
En la previa a la llegada de las figuras principales —Macri y Del Sel—, que cayeron al Plaza Real una hora después de lo anunciado, a las 18.30, quisimos saber quiénes eran los jóvenes que acompañaban esta iniciativa y formaban una discreta comitiva en el paso entre el lobby del hotel y la cafetería. Francisco Orell, representante de la juventud del PRO de Rosario era uno de ellos. Pese a su camisa suelta, rigurosamente escocesa, el muchacho no es universitario, aunque señaló que donde más prédica tiene el partido es en las facultades de Derecho y Ciencias Económicas de la UNR. Lo mismo diría de las facultades de Buenos Aires Francisco Quintana —en una remera blanca de piqué—, director general de la Juventud en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y dirigente de juventudes del PRO, quien también le dijo a un simpatizante que la pulsera amarilla que llevaba había “pegado mucho” por allá, ya que “Mauricio tenía una”. Lamentablemente el clamor que levantó la llegada de Macri y Del Sel nos impidió averiguar si la “pegada” de la pulsera amarilla se debía a que la llevaba puesta el intendente porteño o si el funcionario se había hecho eco de ese furor y había decidido ponerse la pulsera —que, a todo esto, ya no tenía en la muñeca cuando entró al Plaza Real.
Del Sel dijo, entre otras cosas, que le iba bien, que no tenía por qué meterse en política. Argumento que parecía compartir con todos los que lo acompañaban en la mesa —cabe excusar en ese concepto a Nicotra, con una larga trayectoria en el peronismo. Entonces, les iba bien, pero no podían disfrutar de la bonanza que traía el éxito porque había muchos pobres y, encima, a muchos de esos pobres no les importa nada que gente con éxito sea sensible y decida saltar de la tribuna y meterse en la cancha, y van y les roban. Ahí fue cuando Del Sel dijo lo de la Circunvalación y las rutas con pozos y, además, las villas miserias que crecen a un costado de esas rutas, que las afean. Bueno, todo esa prédica que había arrancado con la inseguridad fue rematado con un: “Tiene que haber un cambio de moral, de valores, hay que sacarse la careta”, lo que despertó un sentido aplauso entre la concurrencia. Lo que alentó al cómico a extenderse —porque antes había dicho que si bien conoce escenarios, este, el de la política, aún lo pone nervioso—: “Mi frasecita desde hace años es «Disfrutar de hacer el bien»”. Con ello se refirió a una serie de acciones concretas cuya aplicación política vendría a ser el programa del PRO en Santa Fe, o al menos eso creímos entender: ceder el asiento a las damas en el colectivo, ayudar a un ciego a cruzar la calle y otras que no retuvimos. “Antes no había tanto rencor —dijo ya al final Del Sel—, no sé por qué. ¿Qué nos pasa ahora, no nos queremos?”
A esto siguió una suerte de conferencia de prensa en la que llevaron la voz cantante los asesores, quienes hicieron preguntas que el cómico respondió sin innovar. La cima discursiva de Del Sel llegó cuando contestó a una de esas preguntas diciendo que esta es una etapa de “aprendizaje y adaptación” y que va a “tratar de tener los mejores profesionales” para que le digan que tiene “que hacer esto o lo otro”. No entendimos bien si se estaba refiriendo a ayudar a no videntes a cruzar la calle o arreglar la Circunvalación (que es nacional, como le dijeron temprano ese viernes en una radio).
Ya al final, cuando la concurrencia se retiraba, un pequeño grupo de mujeres, algunas acompañadas de su prole (femenina, sobre todo), se acercó a Del Sel para pedirle un autógrafo. Todo un dato, si se tiene en cuenta que su público es capaz de aguantar solemnemente un acto para acceder a su ídolo. Por otra parte, ese mismo público tuvo a favor suyo que en el acto no se hablase de política.

En fb comenta Ezequeil Gatto: "Lo bueno de la candidatura de Del Sel es que, una vez contados los votos y de no mediar fraudes, sabremos exactamente cuántos pelotudos mayores de 18 años viven en la provincia. Y eso, nobleza obliga, el censo del gobierno nacional no lo contabilizó."

2 comentarios:

  1. buen punto mac. hace un tiempo puse un tw que decía más o menos así: "qué se puede esperar de un homofófico que se trasviste". abrazo.

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  2. ¡Pero Tati, eras vos! Si yo hice esa acotación preciamente por ese comentario tuyo que no recordaba dónde había leído. Un abrazo y gracias por ser siempre una open source.

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